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10D: cinco frentes de la economía para Alberto Fernández

Deuda, desaceleración mundial, ajuste fiscal, sector externo, dólar y la carrera de los salarios frente a la inflación. Cómo llega la economía a fin de año y qué dilemas implica para el gobierno que asume este 10 de diciembre.

10 de diciembre de 2019| Lucía Ortega |

Entre la herencia, las promesas y la estrechez, muchos son los dilemas de la economía en la etapa que se abre con el nuevo gobierno de signo peronista presidido por Alberto Fernández.

Repasamos los más importantes:

1- La deuda odiosa: En cuatro años de gobierno de Macri la deuda pública se incrementó un 30 %, pasando a significar un peso muy importante para la economía. Hoy representa un 80 % del Producto Bruto Interno (PBI) y en su mayoría se compone de deuda en moneda extranjera.

Evolución de la deuda pública bruta en millones de U$S y como % del PBI

Además, claro está, en el problema de la deuda hay que contar la suscripción del acuerdo stand by firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que además de estar “flojo de papeles” a decir de Horacio Verbitsky, viene con condicionalidades y una injerencia del organismo en el rumbo económico.

Se ha señalado que el principal escollo es la acumulación de vencimientos en los primeros tres meses de 2020 (de casi U$S 18 mil millones), para lo cual las reservas disponibles no alcanzarían. Pero patear los pagos de capital por dos años, e incluso los de intereses como plantea Guzmán (un evento sin precedentes en la historia), haría que en 2022 los vencimientos puedan representar un 8 % del PBI.

Desconocer esta deuda ilegítima no está dentro de las alternativas del gobierno de Fernández.

2- Oscurecido panorama mundial: A diferencia del año 2003, año con el que se compara Fernández para plantear que va a "volver al crecimiento", los vientos de la economía mundial soplan ahora de frente. El ciclo de buenos precios de las materias primas llegó a su fin, afectando a toda América Latina que ve reducir sus saldos comerciales.

El crecimiento promedio de la región pasó de 4 % anual entre 2004 y 2011, a 0,2 % que prevé el FMI en su último informe para 2019. Para 2020 el organismo proyecta un crecimiento de 1,8 % para América Latina y el Caribe, mientras el Banco Mundial supone un optimista crecimiento de 2,5 % y la CEPAL apenas puso la nota de 1,4 %. Para este último, Argentina y Venezuela serían los únicos de América del Sur en caída, de -1,3 % y -14 % respectivamente.

Si bien los procesos de luchas de clases que se están dando en América Latina y el golpe de Estado en Bolivia no se asientan en economías con crisis agudas, sí es cierto que las tendencias a la desaceleración operan de manera indirecta.

La economía mundial se debate entre la desaceleración y la recesión. Suele acusarse a la "guerra comercial" entre Estados Unidos y China de la crisis global, pero en realidad es esta última la que explica los crecientes conflictos entre ambos países.

No sólo el impacto de estas tensiones se transmiten a la Argentina por la vía comercial de caída de los precios internacionales de los commodities (que incluso tiene coletazos con aranceles de Trump al aluminio y al acero). También fueron el factor que empujó al presidente norteamericano a presionar por el préstamo del FMI a la Argentina y estará incidiendo permanentemente en las negociaciones de la deuda, los flujos de capitales al país (o egresos) y el tablero geopolítico regional.

3- Déficit fiscal: De acuerdo al Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el año 2019 terminará con un déficit financiero (incluyendo intereses de deuda) de unos U$S 18.307 millones. El déficit primario (sin incluir intereses) que proyectaba el gobierno de Macri para fin de año era de entre - 0,5 % y 0 % del PBI, pero estará cerrando en el mejor de los casos en un 1 % del PBI negativo.

Una renegociación de la deuda condicionará a la gestión entrante a continuar el sendero del ajuste, en por lo menos 2 puntos del PBI, para terminar el año 2020 en un superavit fiscal primario del 1 %.

Según IARAF, el gasto total se redujo en unos U$S 43.000 millones en los últimos tres años, lo que muestra la magnitud del ajuste (sólo por el lado del gasto) durante el gobierno de Macri. Gran parte de ese "ahorro" se fue por otra ventanilla, al reducir los impuestos a los empresarios como Ganancias, las retenciones a las exportaciones, contribuciones patronales y bienes personales.

Todos estos cambios legislativos en los impuestos y en el Presupuesto tuvieron el visto bueno de la oposición peronista en el Congreso y la firma de los gobernadores (Consenso fiscal).

¿En qué medida revertirá la estructura tributaria regresiva el nuevo gobierno? ¿Dará marcha atrás con los ajustes fiscales, incluyendo los tarifazos en servicios públicos?

4- Cuenta Corriente: Cortado el grifo del financiamiento externo, la necesidad de dólares deberá ser saldada más que nunca mediante ingresos "genuinos" de divisas por exportaciones y una balanza comercial favorable. De allí resulta la reiteración del "impulso a las exportaciones" por parte de Alberto Fernández, para lo cual se apoyará en la matriz primario extractiva de la economía: soja, pero también petróleo y gas no convencional (Vaca Muerta).

No resulta extraño que se festejara el tipo de cambio a $ 60 luego de las elecciones primarias (PASO) como un nivel "razonable". No sólo por la profunda devaluación de los salarios que esto implica, como abaratamiento de la fuerza laboral, sino también por la ganancia en competitividad (efímera) que durante algunos meses puede generar.

Ya luego de las devaluaciones sucesivas de 2018, que elevaron la cotización del dólar un 100 %, empezó a sanearse la balanza comercial. Principalmente, esto ocurrió por la recesión de la economía, que ya lleva dos años contando 2019, que derrumbó las importaciones.

Saldo de Balance Comercial, ene-oct 2019, en millones de U$S

Pero aún si este sendero de ajuste externo arrojara un saldo acumulado de U$S 15.000 millones en 2020,sería aún insuficiente en sí mismo para generar los dólares necesarios para hacer frente a los pagos de deuda.

La sangría de dólares que generó un saldo negativo recurrente en cuenta corriente estuvo ligada a los flujos de pagos de deuda de más de U$S 250 mil millones y la fuga de capitales récord. En estos 4 años la fuga alcanzó U$S 88 mil millones (un 22 % del PBI).

5- Tríada salarios-inflación-dólar: Por último, pero no menos importante, la carrera por la distribución del ingreso entre el capital y el trabajo (y al interior de las fracciones del capital) expresada en estas tres variables. Si de una parte los trabajadores arrastran una pérdida promedio de 20 puntos de salario real en los últimos años (en estatales y no registrados mucho mayor), cualquier recuperación parcial del poder de compra no debe hacer perder de vista que esa pérdida mensual persistente no será devuelta.

El "plan verano", no obstante, no parece ir por la reversión de todo aquello perdido con Macri, sino apenas una inyección de dinero para "ganar tiempo" y descomprimir las expectativas sociales de mejora.

Se calcula que el equivalente en poder de compra actual por asalariado de esta pérdida asciende a más de $ 200 mil, trepando a $ 259 mil en el caso de una categoría testigo del escalafón estatal (nacional), este último según una estimación de la junta interna de ATE Indec.

La inflación, empujada por los tarifazos y las devaluaciones, cabalga al ritmo de 55 % anual, con una dinámica difícil de frenar. Se necesita para eso, entre otras cosas, del ancla cambiaria que hoy se logró coyunturalmente por un "cepo" a la compra de dólares. También corren por detrás las tasas de interés (bomba de Leliq) y la política monetaria contractiva.

De modificar cualquiera de estas variables sensibles podría afectarse el precario equilibrio que mantuvo la calma durante la transición presidencial. Fernández mantendría las restricciones a la compra y venta de dólares por un tiempo adicional, pero los precios al ritmo de 4 % mensual erosionan el tipo de cambio real y le ponen fecha de vencimiento.

Por todo ello, y en especial para contener la protesta social, es que Fernández está preparando junto con empresarios y la burocracia sindical y "acuerdo de precios y salarios" o también llamado Pacto Social. Ya anunció que institucionalizaría esa instancia con acuerdo del Senado.

Que los trabajadores no sigan siendo los verdaderos "bomberos" de la crisis, resignando sus condiciones de vida, su salud, sus ingresos, para que se convalide el saqueo de los grandes capitalistas y los acreedores de deuda.

Recomposición salarial ya, anulación de los tarifazos, no pago de la deuda y repudio al FMI, las primeras medidas a la orden del día de exigencia a la burocracia sindical que ocupará una silla en la mesa del acuerdo social. Es necesario romper la pasividad y e imponer las reivindicaciones más urgentes mediante la movilización. (LID)

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