Salta | | Estado del Tiempo
| Usuarios Acceso a Usuarios
| RSS Suscripción a RSS

A 40 años de aquel 5 de abril de 1975

El avance del comunismo y el socialismo en el continente americano, fortalecido por la revolución cubana, y apoyado por la ex Unión Soviética sería el argumento de los Estados Unidos para complotar y derrocar las democracias latinoamericanas.

29 de abril de 2015| copenoa |

El golpe en Chile, encabezado por el rastrero General Augusto Pinochet, dejo a miles de personas detenidas, torturadas, desaparecidas y asesinadas. La persecución política hacia los socialistas, y la quita de derechos adquiridos para los trabajadores, como la reducción de sueldos, precipito la salida. Medio millón de chilenos dejaría su patria ensangrentada. La mayoría opto por Argentina, tierra bondadosa, que abría una vez más sus brazos para recibir a los desvalidos.

Argentina el lugar elegido

A mediados de Marzo del 75, José Díaz Cisternas, un trabajador socialista paisajista de jardines que prestaba servicios en la Municipalidad de Providencia, en Santiago de Chile, reúne a su hijos mayores, a los que les comenta y consulta sobre la posibilidad de emigrar a Australia o Argentina, en busca de un futuro de movilidad social para estos y los más chicos, yo Marco Antonio de 10 años y Daniel Andrés de un año y meses , a lo que José Eduardo de 15 años y Carlos Roberto de 14 años, responden que la Argentina seria el lugar elegido.

La esposa de José, mi madre, doña María Muñoz Muñoz, mujer luchadora que en la época del socialismo en Chile, organizaba como presidenta el centro de madres en la población de Ñuñoa, donde vivíamos los Díaz Muñoz.

La llegada al poder de los trabajadores con el socialismo y la conducción de Allende, lleno de expectativas a los trabajadores y excluidos de Chile, que acentuaron la solidaridad ante la necesidad, ampliando el número de organizaciones sociales en lucha, fortaleciendo el proceso iniciado con el comunismo y socialismo en el vecino país, lo que se desplomo con el golpe de estado perpetrado por los militares.

El Cristo Redentor

La salida de nuestra familia fue el 5 de abril de 1975, la recuerdo desde la estación central en Santiago. El ascenso a la cordillera era lento, el Aconcagua nos acompañaba con sus aguas cristalinas de deshielo que corrían al oeste. La micro, el colectivo, dejaba a nuestras espaldas el pacifico, y nuestros recuerdos de esos años de esplendor, y reivindicación de nuestra clase social, de nuestro querido Chile.

El frio ni la altura 3.854 msnm, no fue impedimento para contemplar la magnitud de la obra del escultor Mateo Alonso plasmada en el Cristo Redentor, que reza: “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor". Ya estábamos en Argentina, bendito país que nos recibía con aires de esperanzas, y de justicia social.

Cosechadores de esperanza

Tunuyán seria nuestro primer destino laboral, ahí trabajaríamos en la cosecha del tomate. Recuerdo que tenía la responsabilidad de ayudar en la cosecha, pero primordialmente del cuidado de mi hermano Daniel, acomodado en un cajoncito, el que avanzaba a empellones juntando los tomates esparcidos en la rica tierra mendocina. El cansancio, el trabajo duro y las largas jornadas laborales a las que estábamos sometidos el grupo familiar, no nos quitaban la sonrisa, la que se acentuaba cuando comprábamos las latas de membrillo y los fósforos de cera que alumbraban nuestra esperanza de un lugar donde anclar.

Lindo como mi Rioja, Plan Cóndor y Angelleli

La inestabilidad política económica y social que vivimos en Chile luego del golpe del 73, se vivía ya en Argentina, con paros del trasporte de mediana y larga distancia, en protesta contra Isabel Martínez de Perón, lo que nos dejó varados en una precaria estación de colectivos en la provincia de Córdoba. El frio otoñal de abril, lo contrarrestábamos abrazándonos, con la mirada tierna de mi querida madre, que acariciaba los rulos rubios de Daniel, el más chico. En un momento ingresa mi padre a la pequeña terminal, con mirada de ilusión. “Hay un joven que tiene un camión y se ofrece para llevarnos a la Rioja, donde hay mucho trabajo en la cosecha de aceituna”. Eduardo y Carlos tomaron las maletas y bultos para subirlos al camión que tenía escrito en caja frontal la frase “lindo como mi Rioja” que a cuarenta años recuerdo como si fuera hoy.

Luego de transitar por rutas interminables, llegábamos a la provincia de la Rioja, el arco de ingreso nos daba la bienvenida, que sería inhóspita, no por los riojanos, sino por el Plan Cóndor, plan siniestro que operaba desde 1974 entre Chile y Argentina, cuyo objetivo fue coordinar acciones y mutuo apoyo entre los servicios de inteligencia de países del Cono Sur, con el objetivo de perseguir a militantes y simpatizantes de izquierda.

Este plan implicó, oficialmente, "el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura, traslados entre países y desaparición o muerte de personas consideradas por dichos regímenes como "subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico opuesto, o no compatible con las dictaduras militares de la región".

El Plan Cóndor, se apoderaría de nosotros en nuestra llegada a la Rioja, la policía Federal nos detendría en el viejo correo, a punta de metralleta iríamos todos presos a la comisaria. Con tan solo 10 años, junto a mi familia nos privaban de nuestra libertad.

El Cóndor se constituyó en la década del 70 en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado que instrumentó el asesinato y desaparición de decenas de miles de opositores a las mencionadas dictaduras, la mayoría de ellos pertenecientes a movimientos de la izquierda política.

A altas horas de la noche, llegaría el informe solicitado a través del Plan Cóndor, que ordenaba la excarcelación, la libertad, de la familia Díaz Muñoz. Sin tener donde ir, la bondad de unas monjitas nos tendió calor y abrigo. Monseñor Angelleli nos cobijaría en su iglesia riojana, acompañándonos en la fe, al tramo final del largo viaje emprendido desde Santiago de Chile.

Aimogasta sentido de pertenencia y libertad

La cosecha de aceitunas nos acercó primero a Arauco, y luego a Aimogasta. Recuerdo los días interminables de viento zonda, las piedritas diminutas acariciando mi rostro moreno, y ramas de jarilla cruzar alocadamente las calles. Esta tierra bravía de los federales Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza, y don Severo Chumbita, nos daría la oportunidad de la tan anhelada movilidad social, de crecer en igualdad de oportunidades, de poder estudiar, que fuera el deseo de partida de Chile de mis amados padres José y María, se haría realidad en Argentina.

En esta tierra de viento calor arena y oro verde, viví momentos inolvidables, compartiendo mi niñez y adolescencia con personas maravillosas que me dieron lo mejor de cada uno de ellos. En esa sociedad aimogasteña logre tener sentido de pertenencia y de libertad, lo que agradeceré y recordare por siempre.

Foto de portada: José Díaz Cisternas y María Muñoz Muñoz

Publicidad
Publicite aqui
Publicite Aqui

Datos de Contacto:
Cel: 3874152946
E-mail: redaccion@copenoa.com.ar

Libros: Orden, Represión y Muerte

Orden, Represión y muerte

Diario de la criminalización de la protesta social en Salta - Marco Diaz Muñoz

Portada | General | Politica | Policial | D.D.H.H. | Cultura | País | América Latina | Mundo | Pueblos Originarios

Copyright 2001 - 2010 - Todos los derechos Reservados - copenoa.com.ar