A un mes del cierre del Hospital de Niños y el traslado de los servicios al Nuevo Hospital bajo el gerenciamiento privado de la empresa española Santa Tecla, el conjunto de los trabajadores de este hospital deseamos aclarar lo siguiente:
No tuvimos ni tenemos ingerencia en la desorganización y el desmanejo administrativo que implicó el mencionado traslado, siendo responsables únicamente la gerencia y la dirección médica de la Fundación Santa Tecla y el Ministerio de Salud Pública.
La falta de atención, las demoras en los turnos, el mal funcionamiento del 0800, las largas horas de espera, la falta de consultorios, la escasez de camas, de quirófanos, el trato despersonalizado, la falta de respuesta a los pacientes, los servicios que ya no se encuentran (alergia, toxicología, mielomeningoceles, desnutridos), el éxodo de profesionales son la consecuencia de un cambio forzado en Salud Pública realizado de manera improvisada, sin el consenso del equipo de salud, con la urgencia de fines que no conocemos ni entendemos. En cambio, sí entendemos que todo ello lleva a una consecuencia lógica: el hospital se vuelve inaccesible para muchos pacientes que lo necesitan. Dado que según el contrato durante 6 meses la empresa cobra igual monto mensual sin importar cuantos pacientes atienda, tenemos derecho a pensar que el objetivo es expulsar pacientes, que se atienda lo menos posible para maximizar las ganancias de la Santa Tecla.
Quienes trabajamos en el hospital (tanto los “antiguos” como los trasladados compulsivamente desde el Hospital de Niños) nos vemos afectados por la decisión del gobierno de hacer “las cosas a su manera” sin respetar leyes ni idiosincrasia. El atropello de derechos que proclamaron respetar y no respetan, se traduce cada día en un malestar generalizado.
En lugar de respuesta a las necesidades que se plantean recibimos amenazas y persecuciones; en cuenta de diálogo, el conjunto de los trabajadores somos descalificados y agraviados pública y gratuitamente por el Director Médico, por el Ministro de Salud y aun por el propio Gobernador. Sería bueno que el Sr. Ministro recuerde que a pesar de lo que él llama “mañas y malas costumbres” todo el personal de salud hemos dado respuestas durante muchos años a las demandas de salud de los niños salteños, cosa que en este momento vemos dificultada porque se interponen y priorizan los intereses económicos a los sanitarios. Los trabajadores estamos tan presos y esclavos del sistema como los pacientes.
A un mes del traslado, llamamos la atención sobre las serias consecuencias que sobre la salud de los niños salteños, en particular los más pobres, ocurrirán si no se modifican rápidamente las políticas implementadas. Es lícito que una empresa busque ganancias. Lo que no podemos aceptar es que nuestros gobernantes se erijan más en defensores “de esas ganancias” que en defensores de la salud de los niños.
Los trabajadores del Hospital Público Materno-Infantil
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