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Convenios con China: Primarización de la economía Argentina.

La cámara de Diputados aprobó el “Convenio Marco de Cooperación”, que contempla diversos tipos de acuerdos comerciales entre Argentina y China. La necesidad del gobierno por obtener divisas podría llevar a una situación en que esta “relación estratégica” se vuelva un nuevo obstáculo para la siempre demorada industrialización del país. Aquí algunos aspectos a tomar en cuenta a la hora de analizar las implicancias de estos acuerdos.

28 de febrero de 2015| Juan Manuel Boccacci (RED ECO) |

En una extensa sesión la Cámara de Diputados dio por aprobada la ley que da lugar al “Convenio Marco de Cooperación” entre los gobiernos de Argentina y China. A su vez también se aprobó la instalación de una estación espacial en Neuquén, que de hecho se viene construyendo desde 2014. El oficialismo logró 133 votos a favor por sobre 107 en contra para la media sanción que faltaba luego de su paso por la Cámara de Senadores.

Como analizamos en otra nota, buena parte de las críticas al Convenio se daban en torno a dos incisos polémicos. El Inciso 6 menciona la posibilidad de otorgar a los nacionales de cada parte “facilidades para la realización de actividades lucrativas, ya sean laborales o profesionales, como empleados o por cuenta propia (…)”. Esto despertó duras críticas por parte de la Central de los Trabajadores de Argentina (CTA-Autónoma): “Las grandes inversiones vienen atadas a la importación de manufacturas, destruyendo las industrias y la mano de obra locales, ajenas a las legislaciones laborales nacionales y por ende a la posibilidad de organizar a los trabajadores sindicalmente violando la libertad sindical y poniendo en riesgo nuestra soberanía”. Desde la Agencia de Noticias de la CTA (ACTA) toman como “caso ejemplo” la actual relación bilateral entre China y Angola para hacer sus críticas al Convenio. En el país africano “las grandes inversiones con combos cerrados destruyen las ya endebles industrias locales y afectan la mano de obra local, a la vez que llegan con su propia mano de obra, ajena a las legislaciones laborales locales y por ende a la posibilidad de organizar a los trabajadores sindicalmente”.

Otra de las críticas tiene que ver con el inciso 5 del convenio en el que señala la adjudicación directa en proyectos de infraestructura a empresas del país asiático. Aquí lo que se observa es que junto con la llegada de las inversiones chinas, también se importará la tecnología e insumos necesarios para la realización de las obras. Desde la CTA-Autónoma señalan que esto lejos de potenciar la capacidad industrial del país, con la consecuente proliferación de puestos de trabajo, “reorienta los factores de producción hacia actividades de menor contenido de valor agregado y generación de empleos”.

Desde el arco opositor otra fuerte crítica tiene que ver con el “secretismo” en que se mueve la letra chica del Convenio. Éste al ser la estipulación de un “marco de cooperación” no establece las modalidades específicas en que se desarrollarán los convenios particulares que el gobierno nacional y provinciales lleven adelante con los inversores chinos. En un interesante artículo para el sitio “Rebanadasderealidad.com” gremios del transporte mencionan: “¿Qué pasa con las ´tierras raras´ en las que se van a aplicar algunas de las inversiones chinas? Nos estamos refiriendo a suelos que contienen litio y otros minerales de reserva, por los cuales tiene China comprensiblemente un marcado interés. ¿Acaso la letra chica los autoriza a usufructuarlos? Nada sabemos, pero se justifica la sospecha, así como las dudas acerca de lo que sucederá con las estaciones de control satelital no abiertas a las que el Convenio Marco hace referencia”.

Y es que entre los convenios ratificados por diputados se encuentra la instalación de una estación espacial en la provincia de Neuquén. Allí se cuestiona el carácter militar que podría llegar a adoptar tal emprendimiento. La empresa de origen chino que lleva adelante la construcción y se encargará de operarla, China Satellite Launch and Tracking Control General, integra el Departamento General de Armamentos del Ejército chino. A su vez, la tecnología satelital permite usos tanto civiles como militares. También se cuestiona las condiciones del Convenio en el que se ceden por 50 años 200 hectáreas al gobierno chino para la instalación y control de la estación (que ya se está construyendo pese a no haber contado con aval parlamentario alguno), así como la exención de impuestos por ese mismo período de tiempo.

También en la provincia de Mendoza existe actualmente una base realizada en un convenio con la Agencia Espacial Europea, que posee similares características al aprobado con la República Popular China. Desde el gobierno, el ahora ex Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich salió a negar cualquier utilización militar de la base, y negó la existencia de cláusulas o acuerdos secretos.

Estos son algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de analizar esta serie de convenios firmados entre ambos países. Frente a la necesidad imperiosa de recurrir al financiamiento externo que posee el gobierno de Cristina Fernández, se recurre a las inversiones chinas. Esta relación comercial que ahora aporta inversiones directas del gigante asiático, parecieran reforzar el carácter “agroexportador” de la Argentina, más que potencial su inclusión en el mercado mundial agregando valor a sus exportaciones.

Fuentes: ACTA, Rebanadas de la Realidad, Anred, Ámbito Financiero, Télam, chequeado.com, Página12, La Izquierda Diario.

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