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Corte Suprema: deja la presidencia un amigo del poder con juego propio

Ricardo Lorenzetti fue designado por Néstor Kirchner, con su pliego aprobado por el Senado nacional en 2004, llegó a la presidencia de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en 2007. Desde entonces a fuerza de "muñeca política" fue acumulando poder. Los primeros años de los gobiernos kirchneristas, cuando estos tenían viento a favor (sobre todo en cuanto al precio internacional de los commodities se refiere), casi todo era paz y armonía.

12 de septiembre de 2018| Mirta Pacheco |

Cuando el Gobierno de Cristina Kirchner atravesó el conflicto con el campo, la CSJ y sobre todo Lorenzetti trató de mostrarse "equidistante", sin buscar enfrentamientos con el gobierno de aquél entonces (que por otra parte quedó claro que nunca fue la "avanzada" de la reforma agraria en Argentina, sino más bien, solo buscaba recaudar unos puntos más, de aquel sector "que la levantaba con pala") pero tratando de no enemistar a los grandes sojeros, al agropower de nuestras pampas.

Pero cuando comenzó el declive del gobierno de CFK, donde el "partido judicial" comenzaba más claramente a encumbrar al ex Jefe de Gobierno porteño como la figura opositora al kirchnerismo, Lorenzetti también comienza a romper lanzas abiertamente, como parte de esa elite judicial.

Ya en el 2010 en una entrevista a la revista Noticias, quien será a partir del 1º de octubre vocal de la CSJ, dijo: “Siempre hablan y hablan de este tema, pero lo cierto es que si no fuera por la Corte, los juicios por lesa humanidad no hubieran avanzado nada. Si al gobierno le interesara tanto este asunto debería nombrar más jueces y darle más presupuesto a la Justicia”.

Era su manera de "pegarle" a un gobierno que había hecho de los DDHH su leiv motiv. Si bien es cierto que los juicios a militares responsables de delitos de lesa humanidad, comenzaron en todo el país, la lentitud de los mismos, sumado a la diversificación de las causas -que provocó que una misma víctima tuviera que repetir su testimonio una y otra vez- y el hecho de que, salvo Blaquier, el ex dueño de la Veloz del Norte, Marcos Levin y Vicente Massot (que obtuvo falta de mérito en la causa que se le seguía en Bahía Blanca, es tío de Nicolás, jefe de la bancada del PRO en diputados), no hubo empresarios sentados en el banquillo de los acusados. La de Lorenzetti era una frase que buscaba, para enfrentar a la ex presidenta, un flanco débil de aquel relato.

Aquel enfrentamiento persistió durante los últimos años del anterior Gobierno. Cuando Cambiemos asume, el olfato político de Lorenzetti lo hace llegar a varios acuerdos con Macri y Marcos Peña, que luego del presidente, era el funcionario que más se reunía con él, más incluso que Garavano (ministro de Justicia), lo que demuestra que los acuerdos o las desavenencias se discutían directamente entre lo más alto del Poder Judicial y el Ejecutivo.

Claro que esto no estaba exento del "fuego amigo". Elisa Carrió hace tiempo ya que viene denunciando a Lorenzetti, con pedido de juicio político mediante, acusándolo de ser parte de una "mafia". Fue su propio gobierno, con Macri a la cabeza, que sostuvo la figura del por pocos días más presidente de la Corte.

Esa misma CSJ, es la que en consonancia con las políticas contra la gran mayoría de la población trabajadora, fue sacando fallos que apuntaban a quitar derechos a los trabajadores.

Así fue en octubre del año pasado, que con el voto de Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco (quien será a partir de octubre de este año la vicepresidenta de la Corte), Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz (el elegido por sus pares para ser el próximo presidente), los supremos fallaron a favor de las ART. En esa oportunidad revocaron un fallo favorable para una indemnización por accidente de trabajo.

Apenas comenzado el año judicial, en marzo, la CSJ vuelve a hacer gala de la “justicia” de clase a la que representa y falla anulando la personería gremial a la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP).

Un mes más tarde otra sentencia cuestiona la figura de locación de servicio. Los supremos, esa vez tiraron abajo un fallo de la Sala VII de la Cámara Laboral que le había otorgado la razón a un médico a quién el Hospital Alemán –para el que trabajaba- no le reconocía relación de dependencia, porque era monotributista.

Luego otro fallo a favor de una ART, quitándole a un trabajador, a quién tuvo que amputársele una pierna, la posibilidad de una indemnización integral.

Estos fallos abrían la puerta para la reforma laboral, tan reclamada por la clase empresarial a la que pertenece este gobierno (reforma que se había comenzado a discutir con el PJ dador de gobernabilidad). Pero la crisis económica y política en curso hizo que quedara frenada.

Ahora la urgencia es cumplir con las metas impuestas por el FMI, por eso el brutal ajuste en curso, que sumado a la megadevaluación del peso, hunde los salarios de la población.

El último gran acuerdo sellado por Lorenzetti con Macri, fue el traspaso de las escuchas telefónicas bajo la órbita de la CSJ. De esta manera, el que a partir del 1º de octubre será vocal de la Corte, lograba más presupuesto, disponer más directamente de los servicios de inteligencia (que realizan las escuchas). En definitiva, más poder.

Este acuerdo, refrendado luego en el Senado nacional, era parte de otro mayor. La reforma del Código Procesal Penal, que próximamente se debatirá en el Congreso.

Ricardo Lorenzetti, un hombre que durante los 11 años que lleva al frente de la Corte Suprema supo tener un juego propio, pero siempre al servicio, en última instancia, de la clase dominante.

Así las cosas, en menos de un mes será Rosenkrantz el que presida esa institución que se parece más a una junta de reyes, donde cuatro hombres y una mujer, que la población no elige y que tienen privilegios que los ubica muy por encima de ella, dictan fallos que pueden afectar la vida de millones de personas.

Acordada de la Corte Suprema de Justicia definiendo a su próximo presidente

Luchar por su disolución y que todos los jueces sean elegidos por el voto popular, así como la instauración de juicios por jurados, también electos por sufragio universal, sería una medida que acercaría la palabra “justicia” a su significado.

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