El fuerte repunte de la divisa estadounidense llevó a los empresarios del real estate a poner en pausa los planes que tenían en carpeta orientados a quienes compran con crédito bancario. Así, vuelven a poner su mirada en el público de mayor poder adquisitivo. La nueva realidad del sector
El sueño duró demasiado poco. Ni bien entraron en vigencia los créditos hipotecarios UVA, muchos desarrolladores inmobiliarios vieron que se les abría la puerta para incursionar -de una vez por todas- en los proyectos orientados a la clase media.
Este venía siendo un segmento en el que no habían logrado hacer pie a raíz, precisamente, de la falta de financiamiento de largo plazo de los bancos para este estrato social.
En 2017 se notó claramente el fuerte empuje que este segmento era capaz de darle al rubro del ladrillo. Y el 2018 también se presentaba como muy prometedor.
Pero la fuerte devaluación del peso y las altas tasas hicieron que esta situación se modificara.
A tal punto que los empresarios del Real Estate han vuelto a posar sus ojos en aquellos que no precisan de un crédito para cerrar una operación.
Los hipotecarios UVA habían mostrado un impacto determinante para la reactivación de esta rama de actividad, que estuvo paralizada durante varios años. Por eso el 2017 fue tan festejado.
Las estadísticas dan cuenta de esto: ese año se escrituraron casi 64.000 propiedades sólo en Capital Federal, un 73% más frente a las 37.000 de 2015.
En el arranque de 2018 este empuje ascendente se mantuvo. Al punto que, previo a la corrida cambiaria, en buena parte de las inmobiliarias 7 de cada 10 transacciones fueron apalancadas con financiamiento bancario.
Pero nada es para siempre, y mucho menos en Argentina: sobrevino la fuerte devaluación y las propiedades se alejaron de las posibilidades de muchos asalariados, que ahora necesitan disponer de una mayor cantidad de pesos.
Tanto es así que los referentes del rubro aseguran que ahora apenas el 20% de las operaciones se apuntalan con crédito UVA. Al menos, en aquellas oficinas donde tienen mayor preponderancia.
Más aun, el financiamiento brilla por su ausencia en aquellos segmentos que cuentan con mayor poder adquisitivo, y para los que la necesidad de una ayuda bancaria es mucho menor.
Al analizar las cifras del Banco Nación -por lejos el que más cantidad de préstamos otorga-, se observa claramente la explosión de los hipotecarios UVA. Y se entiende el mayor interés de los desarrolladores inmobiliarios por la clase media:
Durante el primer cuatrimestre de este año, la entidad contabilizó nada menos que 22.000 hipotecas, por un total de $29.000 millones.
De ese total, el 95% se concretó mediante un préstamo UVA
El dato resulta más sorprendente si se lo compara con 2017, año en el que el Banco Nación otorgó 26.248.
Es decir, una cifra para doce meses (2017) comparable con la de sólo cuatro (2018).
Hasta que llegó la estampida cambiaria.
La vuelta de los proyectos top
Ya con el segundo semestre en marcha, los desarrolladores tienen bien claro cuál es su nuevo horizonte.
"El segmento clase media siempre resulta atractivo. Todos intentamos llegar, pero siempre encontramos inconvenientes", señala a iProfesional un empresario que tuvo que archivar algunas obras pensadas para este estrato social. (IProfesional)
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