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Cuadernos y corrupción: continúa el festival de “arrepentidos”

Esta semana desfilaron por Comodoro Py los máximos exponentes de la patria contratista, apurados por declarar y quedar bajo la figura de “arrepentidos”. Sigue la operación quirúrgica. En el fondo, la podredumbre del régimen.

13 de agosto de 2018| Mirta Pacheco |

La semana culminó con la “novedad” (así, entre comillas) de la declaración de Carlos Wagner, dueño de Esuco y extitular de la Cámara de la Construcción de la Argentina.

Detenido desde el lunes 6, Wagner declaró ayer ante el fiscal Carlos Stornelli y quedó en libertad, siendo a partir de ahora un “arrepentido” más en la causa del #CuadernoGate.

Wagner es el primero que reconoce y declara abiertamente que existió un circuito de coimas, donde las empresas que participaban iban ganando licitaciones a medida que devolvían un porcentaje del precio recibido por las obras realizadas.

Según sus propias declaraciones (de las que se hicieron eco rápidamente Clarín y La Nación) así funcionaba (¿solamente en pasado?) un sistema de cartelización de la obra pública en Argentina.

Eso mismo había manifestado en el pasado Héctor Méndez, el extitular de Unión Industrial Argentina (UIA), cuando dijo que entre los empresarios a la obra pública la llamaban Movicom (en referencia a la vieja marca de teléfonos celulares) “porque va con el 15 adelante”, en alusión a que ese era el porcentaje de la coima para adjudicarse las obras contratadas por el Estado nacional.

Patriotas de sus propios bolsillos
Se decía novedad entre comillas porque para el pueblo trabajador la corrupción de los de arriba es moneda corriente desde siempre. Por caso, Esuco es una empresa que durante el gobierno kirchnerista estaba ubicada en el séptimo lugar entre las contratistas del Estado.

Wagner es el primer empresario que no se escuda en la supuesta entrega bajo extorsión de aportes a las campañas electorales, sino que admite la existencia de las coimas para ganar licitaciones.

El segundo empresario que visitó el quinto piso de Comodoro Py, donde está el despacho de Stornelli, fue el Hugo Eurnekian, sobrino del magnate de los aeropuertos. Rápido de reflejos, declaró por escrito adelantándose a una posible citación. Y lo hizo manifestando lo mismo que los primeros “arrepentidos”: que realizó aportes a la campaña kirchnerista, en particular la del 2013.

El apuro por ir a declarar se debe a que su domicilio particular figura en los cuadernos (en rigor, en las fotocopias) del chofer Oscar Centeno como uno de los lugares donde su jefe Roberto Baratta iba a buscar los bolsos con dinero.

Como se sabe, otra de las empresas nombradas en esas fotocopias es Electroingeniería. Uno de sus directivos, Jorge Neira, quedó en libertad ayer al llegar a un acuerdo con el juez Claudio Bonadio. Según sus dichos, también aportó a las campañas electorales del kirchnerismo como consecuencia de una “extorsión”.

Otro importante empresario “victimizado” visitó este viernes el despacho de Stornelli. Tal vez el más conocido, ya que por su culpa millones de trabajadores deben viajar hacinados en el subte de Buenos Aires. Se trata del dueño de Metrovías Aldo Roggio.

Roggio estaba citado a indagatoria para el martes. Otro adelantado que prefirió presentarse para lograr también acogerse a la figura de “arrepentido”. Stornelli ya le dio el visto bueno, falta la firma de Bonadio.

Y el último visitante tribunalicio de la jornada fue Claudio Glazman, de la Sociedad Latinoamericana de inversiones, que estaba detenido desde la semana pasada y finalmente quedó en libertad.

Calmar a las fieras
Mientras todo esto sucedía, el ministro de Transporte Guillermo Dietrich se reunía con los bancos que financian a muchas de las empresas cuyos titulares o directivos figuran en las fotocopias.

De esta manera el Gobierno, que aprovecha este desfile de empresarios que se victimizan y de exfuncionarios detenidos para ocultar su fracaso político y económico, ayer mismo salió a calmar las aguas ante el sector financiero.

Algunas preguntas merecen una respuesta seria. Si había plata en negro ¿cómo se blanqueó? Y la llamada patria financiera, ligada desde siempre a la patria contratista, ¿no es otro sector a auscultar a fondo? Claro, no hay que olvidar que el juez y el fiscal son dos hombres con un largo historial de parcialidades (por decir lo menos).

A través del ministro Dietrich el gobierno de Macri, que pertenece a una de las familias fundadoras de la patria contratista, le prometió a los banqueros que las obras licitadas continuarán y que los pagos acordados se realizarán.

Un mensaje que también está destinado a las empresas integrantes de los proyectos de obra pública PPP (participación público-privada), porque algunas de las empresas que ganaron licitaciones bajo esa modalidad que impuso Cambiemos también figuran en esas fotocopias de los Gloria.

Todo esto demuestra que los empresarios no tienen color político. “Business are business”. Ahí está el primo presidencial “arrepentido” Angelo Calcaterra para afirmarlo.

“El que no se arrepiente, pierde”

Así pareció decir Bonadio, cuando ordenó detener al empresario Juan Carlos Lascurain, extitular de la UIA durante el kirchnerismo, que el jueves fue a declarar a Comodoro Py, se agarró a trompadas a la salida con un camarógrafo de C5N y dijo que frente a esta causa de coimas y corrupción no se va a arrepentir porque no tiene “nada de qué arrepentirme”.

Y también hubo detención para Raúl Vertúa, empresario de Río Negro vinculado al negocio del gas, quien parece que no llegó a tiempo con el arrepentimiento.

Amigos son los amigos

En su columna del viernes en Bae Negocios, el periodista y economista Alejandro Bercovich escribió que Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía, está mencionado en el libro El Club K de la Obra Pública de Pablo Abiad “como el anfitrión de una reunión, a inicios de 2004, donde se habría pactado el reparto entre empresas amigas del Plan Federal de Transporte Eléctrico impulsado por Julio De Vido”.

Bercovich agrega que la oficina donde se realizó aquella reunión estaba ubicada “en el piso 26 de Bouchard 547. Por esa dirección también pasó Baratta, según los cuadernos de Centeno, el 14 de mayo de 2009. Pero el juez y el fiscal no citaron aún a nadie del grupo Pampa”.

Así, mientras el primo Calcaterra, uno de los primeros “arrepentidos”, goza de la mayor libertad; Mindlin, ligado al grupo empresarial del presidente, ni siquiera fue citado a declarar pese a figurar su domicilio en las fotocopias del escándalo.

A esta altura, en el medio de las sorpresas por los nombres involucrados, la causa muestra dotes de disección quirúrgica por parte de Bonadio. Por eso Comodoro Py es por estos días escenario del festival de “arrepentidos”.

Pero esta causa demuestra, sobre todo, cómo empresarios y funcionarios se enriquecen, llegando a romper sus propias leyes institucionales. Algo que es, claramente, intrínseco al capitalismo. (LID)

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