El golpista "macho Camacho” quiere ser presidente de Bolivia

Luis Fernando Camacho presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, será recordado como uno, sino el principal, hombre que dirigiendo las fuerzas de la derecha racista en Bolivia, el domingo 10 de noviembre entró a la casa de Gobierno con una biblia en la mano y una carta exigiendo la renuncia de Evo Morales.

No estaba solo, el Ejército, la Policía y la Iglesia le cuidaban las espaldas. Así comenzó el golpe de Estado. Horas después la imagen de este hombre, junto a quien todas esas fuerzas reaccionarias habían designado como Presidenta de facto–Jeanine Áñez- aparecía en el balcón blandiendo otra vez la biblia.

El hombre que nadie había votado, el monje negro del golpe de Estado asesino en esas tierras.

Luego la enorme y heroica resistencia del pueblo boliviano, sobre todo en El Alto y en Cochabamba. Ese pueblo soportó asesinatos, violaciones, vejámenes de todo tipo, ni a los muertos en sus féretros respetó la derecha golpista.

Más tarde, la traición del MAS, el partido de Evo Morales, que pese a todo eso, cuando la resistencia al golpe estaba en las calles movilizada y también velando a sus muertos, firmó con la autoproclamada Presidenta, la pacificación con el llamado a elecciones para el 2020.

Gracias a eso, macho Camacho (así se hace llamar) anunció este último viernes que se postulará en esas elecciones.

Para eso renunció a la presidencia del Comité Cívico Pro Santa Cruz, con una carta donde explica que renuncia cumpliendo los estatutos de ese comité que “impide al presidente de dicha institución realizar algún tipo de manifestación política o electoral”. El cinismo de esta gente, realmente es inconmensurable.

Otro de los líderes que propiciaron el golpe, Marco Pumari de la región de Potosí, se espera que este sábado llegue a Santa Cruz para que entre ambos definan la fórmula presidencial.

A esta gente las mueve el odio racial, pero también los intereses económicos.
Recordemos que Camacho es parte del empresariado boliviano que por la relación de fuerzas impuesta por el pueblo trabajador desde la guerra del agua (2000) y la del gas (2003), fue perdiendo terreno.

A partir de la presidencia de Morales y como expresión de esa relación de fuerzas, se crearon varias empresas estatales y se recuperaron otras (eso sí, pagando jugosas indemnizaciones).

Ahora es esa burguesía la que quiere repartirse el Estado boliviano, con los recursos naturales incluidos. Como históricamente en nuestra región, la mano del imperialismo yanqui está detrás, por eso Donald Trump saludó muy calurosamente la reacción golpista.

Macho Camacho quiere ser presidente para que su clase vuelva a apropiarse de toda la riqueza de Bolivia, sobre la sangre derramada del valiente pueblo andino. (LID)

Por Mirta Pacheco