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El kirchnerismo: rápido para negociar con “traidores”, pero no para apoyar las luchas obreras

Una foto sacudió la modorra post año nuevo en el peronismo. En la relajada localidad de Pinamar, una prolija escena mostraba la charla amigable que mantuvieron el recientemente electo presidente del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez, y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. No faltaron las decenas de comentarios de distintos de diversos analistas políticos, pero más allá de distintas miradas todos coincidieron en destacar un dato en particular: “existe una agenda en común”.

9 de enero de 2018| Juan Manuel Astiazarán |

A todo ritmo

El nuevo titular del PJ provincial siguió trabajando en su estrategia de reorganización el sábado, cuando en declaraciones a radio La Patriada aseguró: “Veo posible una reunión entre Cristina Kirchner y Sergio Massa. Es necesario que se dé”. Y dos días más tarde volvió a referirse al tema de la reunificación y el rol que podría llegar a jugar la expresidenta: “Cristina sigue siendo la líder del peronismo que más adhesión popular tiene a lo largo y a lo ancho del país. Está demostrado al haber perdido tres elecciones seguidas que con Cristina sola no alcanza y todos hemos aprendido esa lección. No me la imagino candidata en 2019, aparte ella no lo ha expresado en ningún momento, y tal vez no tenga la centralidad que tuvo hasta hoy, pero sí estoy seguro que es una de las personas más importantes y que va a influir en el presente y en el futuro del rearmado del campo popular que pretende llegar a ser gobierno”.

Ante del rally del intendente de Merlo, que continuará con la visita a gobernadores como Urtubey, Bertone, Insfrán, Rodríguez Saá y Alicia Kirchner, otra reunión había mostrado a referentes del kirchnerismo, el massismo y el randazzismo juntos. Agustín Rossi, actual presidente del bloque kirchnerista en diputados, Daniel Filmus, Alberto Fernández, el “Chino” Navarro, Daniel Arroyo y Felipe Solá se sentaron a conversar de cara a 2019 y asomó la misma definición: “Empezar a armar una agenda común”. El encuentro iba en la misma línea que las declaraciones de Rossi al diario Página12 el 31 de diciembre: “Tenemos que construir un consenso entre todos los opositores para ser una alternativa”.

La tercera imagen que arrojaron los primeros días de Enero fue la visita de Máximo Kirchner a Martín Insaurralde, el intendente de Lomas de Zamora que mantiene una muy buena relación con la Casa Rosada. Asado de por medio, ambos dirigentes compartieron la tarde como en otras oportunidades, aunque esta vez decidieron hacerlo público.

En pocos días, las reuniones y los intentos de acercamiento en el peronismo coparon la agenda. “No pasa nada, si todos los traidores se van con Massa” cantaban a fines de 2014 los militantes de La Cámpora. Pareciera que ahora, a pesar de algunas resistencias que se escuchan desde un sector las filas del tigrense, las puertas están abiertas para que vuelvan y entre todos consensuar una candidatura común hacia 2019.

Carriles paralelos

Mientras las fotos y la rosca corren a todo ritmo en el PJ, una realidad paralela se desarrolla como si fuera en otra dimensión.

El jueves de la semana pasada los trabajadores de Fabricaciones Militares de Azul fueron noticia. Conmovieron a la ciudad entera con una movilización de más de seis mil personas, instalaron un acampe en defensa de los puestos de trabajo y ganaron la simpatía de la comunidad y de miles de trabajadores a lo largo y a lo ancho del país que los toman como referencia para enfrentar los despidos.

“La lucha de los trabajadores es el único camino que nos queda. La solidaridad y la unidad de todos los trabajadores. La demostración que se puede es la lucha que ustedes vienen dando” decía el diputado Nicolás del Caño en un mensaje hacia los combativos obreros de Envases del Plata, que hace días lograron ganar una primera pulseada y retrotraer los despidos de 25 trabajadores con la conciliación obligatoria. El saludo del referente de la izquierda se daba en la movilización de los trabajadores de la metalúrgica Stockl, quienes también se encuentran peleando por defender las fuentes de trabajo de 130 familias. Los acompañaban trabajadores de PepsiCo, de Coca Cola, Shell, estatales y ferroviarios entre otros.

La misma situación se repite entre los trabajadores de la UEP en La Plata, los municipales de Quilmes, los trabajadores de la TV Pública y los estatales que enfrentan el plan de “dotación óptima” previsto por el Ministerio de Modernización que no es ni más ni menos que el despido de decenas de miles de trabajadores estatales. Sin embargo, también se repite a coro el mismo canto que marca el clima de época y que muestra la disposición que existe a enfrentar los planes de este Gobierno de ricos: “Unidad de los trabajadores / al que no le gusta, se jode, se jode”.

Las movilizaciones de diciembre contra el robo a los jubilados marcaron un punto de inflexión y el Gobierno sintió el golpe, primero en las calles y después en las encuestas. En el kirchnerismo se puede ver la velocidad de reflejos para negociar con la “oposición de diseño” y tratar de capitalizar la caída en la imagen del Gobierno en las encuestas. Pero la velocidad no es la misma para apoyar la decidida resistencia que los trabajadores que vienen encabezando la resistencia y demostrando que sí se puede pelear.

Mientras desde las redes sociales, Unidad Ciudadana encabeza una campaña insólita que convoca a juntar “1 millón de firmas contra la reforma previsional” ni una sola mención a la resistencia a los despidos fue hecha por sus principales referentes. Ni siquiera un solo tuit puede verse en las cuentas de Cristina Fernández o Daniel Scioli.

Una experiencia acelerada

En menos de un mes, el capital político que el Gobierno de Macri conquistó en las elecciones de octubre fue dilapidado. Las contrarreformas que el Gobierno impuso a punta de pistola en el Congreso resultaron en un duro golpe político y comenzaron una experiencia acelerada de miles de trabajadores que fueron parte de las movilizaciones y que continúa con la lucha frente a los cierres y despidos en los lugares de trabajo. La experiencia de estas semanas es un punto de partida, en lo que será la resistencia a la contrarreforma laboral que el Gobierno pretende tratar y aprobar a fines de febrero. Acompañar esas peleas, rodearlas de solidaridad y ser parte de fortalecerlas por todos los medios posibles es la tarea que asumió la izquierda y el sindicalismo combativo. Mientras tanto, en el kirchnerismo parecen ocupados en otra cosa.

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