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La Democracia ficticia

En el pequeño pueblo de Santa Victoria Oeste, ubicado al noroeste de la Provincia de Salta, a tan solo 40 kilómetros de la frontera con Bolivia, se ha configurado, una vez más, un avasallamiento a la democracia, entendida ésta en su más elemental significado de “gobierno del pueblo y para el pueblo”.

6 de octubre de 2006| copenoa |

Seguramente no quedará en los anales del país ni de la provincia, tan sólo en la memoria de los habitantes victoreños, quienes libran luchas diarias y silenciosas contra lo que ellos llaman “el gobierno”. Nótese que no se refieren ni al patronímico del gobernador, ni de alguno de sus ministros, mucho menos a la ideología de los mismos. Aquí no existen las clásicas antinomias argentinas “peronista-radical”, “facho-zurdo”, “unitario-federal” (aunque ésta, de hecho, se da). Simplemente el enemigo es el “gobierno”, expresión que torna más dramática la cuestión.

Para explicar lo sucedido, es necesario remontarnos a Octubre de 2.003, fecha en la cual, en elecciones históricas para la República y sobre todo para Santa Victoria, su gente decidió dejar de lado sus temores y darle la espalda al eterno intendente del pueblo, quien ostentaba el cargo desde el regreso de la democracia en 1.983.

Dicho desplante electoral no fue gratuito, el referido personaje había incurrido en toda clase de corruptelas que sumieron a sus gobernados en la más extrema pobreza. Por citar solo algunos casos podemos mencionar una estafa de tres millones de pesos a la ANSES y un puente con certificado final de obra que literalmente no existe. Sumado a ello, un ejercicio del poder sumamente autoritario, rayano con la tiranía, lo que le permitía que las elecciones fuesen un mero trámite.

“¿Cómo es posible que esto haya sucedido durante veinte años?”, se preguntará el lector. Pues bien, el “Loco”, como popularmente se lo conoce, siempre contó con el apoyo del “gobierno”. “Siempre el gobierno dificultándonos las cosas”, dice la gente...

Así fue que Santa Victoria Oeste quedó en rebeldía; intendente, senador y diputado eran “de la contra”. Opositores, en la visión burócrata de la capital. No importó que la gente se haya organizado y dicho basta. No se analizaron las causas de esta legítima insolencia. Simplemente, la baja política, aquella que no mira más allá de sus narices y que invariablemente es ejecutada por adulones de escaso nivel, asumió que Santa Victoria había faltado el respeto. Y merecía un castigo por ello.

Para empezar, se premió al intendente saliente con un cargo de asesor político muy bien remunerado; pagado, como es obvio, con fondos del erario público. Luego, a cambio de collares y espejitos de colores, lograron que el diputado departamental se pasara a la bancada que responde al “gobierno”. Ahora, en otra arremetida, se nombró, con todas las ilegalidades imaginables, un director de colegio secundario que casualmente resultó ser sobrino del “Loco”. Cabe aclarar que en comunidades pequeñas como la aquí descripta, un docente es un referente social y debe contar, para llevar a cabo su tarea, con un perfil sociológico muy especial.

De más está decir el enojo que ello suscitó en la mayoría de los habitantes, quienes, una vez más y con toda razón, percibieron al instante que se trataba de una maniobra del “gobierno”. Lo cómico de la situación es que en el instrumento de designación del nominado, se hace expresa mención a que se lo nombra con el cargo de “director normalizador”. Vaya paradoja, la persona que supuestamente iba a normalizar la situación, generó un nuevo batifondo en el pueblo. Una nueva amargura. .

“¿¡Porqué el “gobierno” tomó semejante decisión!?”, se preguntará nuevamente el lector. Por la simple razón, confirmada extraoficialmente en los pasillos de los centros de poder, que el “gobierno” no tolera que no exista alguien que demuestre su omnímoda presencia allí. Y porque ya está preparando el terreno para las elecciones del año 2.007.

A nadie interesó que el rector desalojado de su cargo fuese realmente apreciado en el pueblo. No se niega que la política es un permanente juego de estrategias, de marchas y contramarchas, es lógico que así sea. Pero en tanto y en cuanto sirva para la construcción legítima de poder en virtud de haber instrumentado acciones beneficiosas para la comunidad. Aquí solo se trata de acumularlo, de imponerlo, aunque no se sepa bien para qué.

¿Porqué que fue vulnerada la democracia?. Porque aún cuando el director hubiese sido designado de acuerdo a derecho, igualmente se ignoró a la opinión pública mayoritaria, fundamento básico de la referida forma de gobierno. Una anciana kolla, con toda la sabiduría que dan los años y una cultura milenaria, reflexionaba amargamente: “¿Porqué el gobierno no nos quiere?”, ¿No es más fácil estar al lado nuestro, que nunca robamos nada y estamos limpios?”. Claro como el agua que surca por los innumerables arroyos de esos mágicos cerros.

No es difícil de entender. Los electores victoreños negaron su voto al partido oficialista no porque analizaron a fondo su programa electoral y no los haya convencido. No celebraron intrincados pactos y alianzas con objetivos escondidos. ¡Estaban hartos, asfixiados, reprimidos!. No quieren ser enemigos de nadie. Mucho menos del “gobierno” al cual le temen pero de quien desean su resguardo. La opresión en la que vivían casi que los obligó al cambio. Y después de semejante esfuerzo, una fuerza más poderosa, el “gobierno”, los agrede nuevamente.

La política es compleja pero la democracia simple. No es justo extorsionar a un pueblo (muchos menos a uno de las características de Santa Victoria Oeste) porque no votó al candidato oficialista. No es justo negarle obras, asistencia social, no arreglarle sus caminos sólo porque cometió el pecado de elegir libremente cambiar su destino.

A simple vista, las instituciones funcionan correctamente, no hay sobresaltos. La ficción marcha sobre rieles...Mientras tanto, en los confines de la Patria, en las tierras del Marqués de Yavi, allí donde se peleó por la Independencia Nacional; Goliath presiona y David resiste...

1 Mensaje

  • La Democracia ficticia 13 de octubre de 2006 19:42

    La esperanza de los votos del dictados por el corazón, no se avasallan con dictactoriales decisiones políticas

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