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Medidores de agua: la trampa de siempre

En El Cronista de Salta, del 11 del 11 del 11 y con destacados titulares de portada, se publican, en pg. 2, sendos artículos titulados: uno, La crisis del agua en las horas infernales. Consumo irracional, desinversión y pérdidas en las cañerías de la red y, el otro, “La gente todavía piensa que el agua es gratis”.

17 de noviembre de 2011| Carlos María Pagano Fernández |

Dejemos de considerar lo transcripto en ellos de boca de dos funcionarios públicos (el Secretario de Recursos Hídricos, Ing. Alfredo Fuertes y el Senador Nacional, Juan Carlos Romero) y de un funcionario de la sociedad comercial anónima Aguas del Norte (Ing. Normando Fleming). Vamos a lo que, como usuarios, nos interesa saber. Lo primero, lo que percibe cualquier vecino, “la gente de la calle”, es que Aguas del Norte SA “es lo mismo” que Aguas de Salta SA. Y no percibe mal: ambas son “sociedades anónimas”. En eso no hay cambio alguno: el Decreto por el cual el Gobierno del abogado Urtubey y sus ministros crean Aguas del Norte (CO.SA.y SA.SA) establece, en su art. 1º, que esa “empresa” se regirá por la Ley de Sociedades Comerciales, esto es, lucro, negocio, antes que servicio público. Aguas del Norte, como Sociedad Anónima comercial, persigue el lucro, el negocio y no el servicio. Esto dice casi todo o, mejor, lo dice todo. La maquinaria de argumentos, publicidades, indicaciones, etc., etc., que incluyen la machacona propaganda del medidor, sólo apuntan a la ganancia comercial-empresarial y no, en forma prioritaria, al servicio público. Esto significa trabajar, día y noche, para aumentar ingresos y disminuir egresos, como lo persigue cualquier negocio puro y duro.

Ahora bien, aquí viene lo grave: antes, con Aguas de Salta, que sólo perseguía el lucro (si bien con todos los mimos del Gobierno), por perseguir el lucro, incompatible con la satisfacción de un Derecho Humano como lo es el agua, violaba ese Derecho Humano, alimento primero y primario. Ahora es el mismo Estado, a través de la comercial anónima Aguas del Norte, el que viola el Derecho Humano al Agua: “de Guatemala a Guatepeor”…

Vemos, en lo cotidiano, que nunca los señores de Aguas del Norte, los del Ente Regulador ni ningún funcionario municipal, provincial, ni nacional habla del Derecho Humano al Agua. La publicidad de la anónima Aguas del Norte jamás habla del Derecho Humano al Agua. Sólo se habla de “recurso”, como si el agua fuera sólo un mero objeto, cuando, en realidad, es mucho más: nada menos que vida... A Aguas del Norte, como a cualquier negocio, sólo le interesa el lucro, no cuidar ni al agua ni a los salteños.

En ese contexto, que tiene otros ingredientes importantes a los cuales, por brevedad, no podemos acá referirnos, se sitúa la cuestión del medidor de agua en Salta. Cuando una empresa quiere imponer un producto para sus fines de lucro, procede con la publicidad como la gota de agua que horada la piedra, que horada nuestras conciencias: siempre repite la misma letanía o cantinela, ornada con todo tipo de artilugio agradable, lo que provoca en la persona una asociación interna de necesidad. Lo publicitado se vuelve necesario, aún cuando no lo sea. Éste es el caso del medidor, tanto con Aguas de Salta SA como con Aguas del Norte SA: nada cambió; como observamos arriba, ¡estamos peor! Ahora, desde el 2009, es el Estado el propietario de las acciones y le es más fácil que antes realizar las inversiones, sean o no suficientes, a su costo, para que la empresa lucre con el Derecho Humano al agua. Lucro y Derecho Humano son excluyentes.

La publicidad y las declamaciones catastrofales de hidrofuncionarios y de directivos de la comercial Aguas del Norte SA pretenden convertir al medidor, si se nos permite redundar, en la última razón razonable para un racional uso y provisión de agua, elevándolo a la categoría intocable de un fetiche sagrado en cuya lógica radica la salvación total y única, dogmática e incuestionable, de todos los problemas habidos y por haber del agua en nuestra Salta.
Este dogmatismo ante el fetiche- medidor avanza como las topadoras en los montes: sin parar, sin respetar nada, ni siquiera la lógica. Veámoslo: en el primer artículo mencionado, se anota que Aguas del Norte SA necesita saber “matemáticamente” cuánta agua entra a las casas y, con ello, obtener la diferencia con el agua de que se dispone. Pero, también, el Sr. Fleming declara que, con el agua disponible, “alcanzaría para el doble o casi el triple de la población que hoy habita Salta”, por lo cual hasta ni siquiera es necesario invertir en obras, sólo hay que imponer medidores como sea. Pero observa que los usuarios sin medidor acusan un consumo de agua “que casi triplica la media nacional…” ¡Oh curiosidad!: necesitan saber cuánta agua consumimos mediante la imposición del medidor, pero ya saben que consumimos un triple más que la media nacional. ¿En qué quedamos? Además, ¿de qué galera saca ese “triple más que la media nacional”?

Hay una campaña sistemática de inculpación generalizada a todos los usuarios (otra herencia de los malos hábitos de Aguas de Salta SA) para que interioricemos la autocondena del “salteño derrochón” y, de ese modo, al uso de Aguas de Salta SA (recordemos que el Gerente General de Aguas de Salta pasó a ser el de Aguas del Norte), igual que la anterior deplorable prestadora, con sus mismos artificios y números inventados, nosotros, todos los “malos salteños”, acatemos lo único que nos puede salvar del desierto: el aparatejo de micromedición domiciliaria llamado medidor. Si Fleming desestima la necesidad de inversiones, si no hay que cambiar cañerías de agua de la empresa, entonces que no vengan a hablar ni de derroche ni oculten los fines ante todo de lucro, el cual se multiplica mediante el medidor.

Ocurre que el medidor se impone en Nuestra América por presión condicionante del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), en cuyos estamentos directivos están representadas las multinacionales privatistas del agua, de los “Señores del Agua” o del “Cartel Mundial del Agua”, y que condicionaron créditos y ayudas a la imposición masiva de medidores junto con la privatización de los servicios de provisión de agua domiciliaria. Es decir, en Nuestra América, y Salta es Nuestra América, los medidores tienen directamente que ver con el agua reducida a recurso con el cual se hace negocio financiero, avasallando lo concerniente al Derecho Humano al Agua.
Pero hay más: el art. 5º del Decreto de constitución de Aguas del Norte SA –COSAySA SA, refrendado por el Poder Legislativo, establece el reparto del paquete accionario: 90% del Estado Provincial y 10% de los empleados de la compañía. Pero lo que nunca dice la empresa en público es que ese mismo artículo 5º autoriza al Estado Provincial a “vender hasta el 89% de acciones a personas privadas”. Este “puede” no es otra cosa que la finalidad real y última de la COSAySA SA-Aguas del Norte SA: prepararla, a costa del erario público, para ser vendida a privados que la exploten. Imprescindible para esa venta con fines de lucro es la masificación del medidor. Por ello, el Gobierno de la Provincia, junto con el Ente Regulador y con la sociedad comercial Aguas del Norte no buscan otra cosa que no sea medidor, medidor, medidor y más medidor…

Los salteños nos encontramos privados de la participación que, para las decisiones del agua de uso público, establece -con la claridad del agua- la Constitución Provincial en su art. 83. Se viola la Carta Magna Provincial día a día con el vital tema del agua. Nos encontramos, pues, igual que con la prestadora anterior, bajo una verdadera Dictadura de las Aguas en Salta, como ya lo mostramos en otra ocasión.

Ahora estos dictadores del agua –la comercial Aguas del Norte, el Ente Regulador y el Gobierno- pondrán medidores, si no nos oponemos. Luego venderán la empresa, porque así lo establece su decreto de origen, y retornaremos a la historia de Aguas de Salta, con otro nombre, con otra o la misma gente, con otra musiquita, etc., pero con los mismos atropellos y la misma violación al Derecho Humano al Agua, tan bien preparados por “la COSAySA SA de Urtubey”.

Hasta ya se ha hablado, ha hablado el mismo Sr. Gobernador, cuando regresó del Oriente Medio en enero, al acompañar a la Sra. Presidenta, de que vendrán poderosos jeques petroleros a invertir 67.580.000 dólares en una planta de agua en el Valle de Lerma, para “mejorar el sistema de riego del Río Toro” y, también, la provisión domiciliaria. En resumen: nos ponen medidores para que no tengamos suficiente agua para lavar la acelga o lavarnos los dientes, o la paguemos sumamente cara, porque estos señores, junto con el gobierno y sus amigos, se llevarán toneladas y toneladas de agua del Valle de Lerma a aquellos secadales con el 7% de la población mundial y sólo el 0,4% de disponibilidad de agua dulce. He ahí el peligro. Si no son los jeques orientales, serán otros jeques financieros los que se lleven la empresa y nosotros caeremos nuevamente bajo su yugo mercantil.

Como dicen los conocedores mundiales del problema del agua, la única posibilidad para cuidarla está, en lo referente a los servicios de provisión domiciliaria, en que éstos sean públicos y con participación y control de los usuarios. Así lo demostró la lucha de Grenoble en Francia, después de años de distribución por parte de empresas privadas.

Recuperado el servicio público del agua (¡ninguna sociedad anónima como Aguas del Norte!) en el año 2000, se triplicó la calidad del servicio y se redujeron las tarifas al 50%. La mejor prueba de que el Gobierno de Salta no tiene intenciones de prestar un servicio público, sino de asegurar un negocio financiero privado está en que jamás disminuyó la más alta tarifa de agua del país y una de las más altas de Sudamérica, como eran las tarifas de Aguas de Salta y, en parte, siguen siendo las de la sociedad comercial Aguas del Norte.

Salvar el servicio de agua domiciliaria en Salta para el pueblo de Salta es, por todo ello y por mucho más, no aceptar, de ningún modo, y por ninguna causa, el medidor de agua: la conocida trampa de siempre.

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