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Ni venganza ni rencor: un llamado a asumir las enseñanzas de Angelelli

Los fieles de La Rioja se congregaron en la catedral y santuario de San Nicolás, en la capital provincial, para participar de una misa en memoria a monseñor Enrique Angelelli, obispo de esta provincia entre 1968 y 1976, muerto en circunstancias que la Justicia esclarecerá en la tarde de hoy, viernes 4 de julio, al publicar la sentencia del juicio que investiga su deceso.

5 de julio de 2014

El obispo riojano, monseñor Marcelo Colombo, presidió la Eucaristía en memoria agradecida por el ministerio de monseñor Angelelli, y luego encabezó una procesión con antorchas por la plaza 25 de Mayo y las calles céntricas de la capital. Participaron sacerdotes, consagrados, religiosas y fieles de diversas partes de la provincia, y referentes de organismos de Derechos Humanos.

Durante su homilía, el obispo recordó que la misa se celebraba un 3 de julio, en coincidencia con el día en que el papa Pablo VI nombró a monseñor Angelelli obispo de La Rioja –hasta ese momento, el prelado era obispo auxiliar de Córdoba-.

Monseñor Colombo hizo un enfático llamado para que se haga justicia: señaló, citando las lecturas del día, que el bien del pueblo es solo posible con la plena vigencia del derecho. “Aplicar la ley sin trampas ni sobornos ni acepción de personas, preservar la mirada límpida del juez y asegurar la libertad y firmeza de su palabra para pronunciar una sentencia justa” son algunas de las características que el prelado enunció.

El obispo también invitó a los fieles riojanos a vivir las bienaventuranzas evangélicas como programa de vida. “Queremos optar decididamente, aquí y ahora, en fidelidad a la más pura tradición de la Iglesia”, aseveró.

Luego de comentar el evangelio, monseñor Colombo puntualizó los padecimientos de los que fue víctima su predecesor: “Enrique Angelelli padecía ataques e injustas acusaciones mientras se le impedía el libre ejercicio de su ministerio pastoral”.

“No podía aceptar la sugerencia de tomar distancia –agregó-, de cuidar su propio pellejo, de dejar a su rebaño. Presentía los peligros que se cernían sobre él, pero obraba movido por el Evangelio de Jesucristo en su compromiso personal irrenunciable a favor de los hombres. Entrevió que las muertes de los sacerdotes Gabriel Longeville y Carlos de Dios Murias, y el laico Wenceslao Pedernera preanunciaban la suya. Pero seguiría en la brecha, sosteniendo hasta el final el cayado de buen pastor”.

El obispo de La Rioja pidió “no ansiar venganza ni cultivar odio o rencor” contra los acusados de provocar la muerte de monseñor Angelelli ni contra lo posibles condenados. “Esperamos justicia para que esta sociedad que conformamos conozca la verdad de cuanto aconteció aquella dramática tarde del 4 de agosto de 1976. Dios conduce la historia y sabemos que siempre fracasan los intentos de los prepotentes que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. De Cristo resucitado hemos aprendido que la vida siempre tiene la última palabra”, afirmó.

Finalmente, monseñor Colombo invitó a emprender “sin titubeos” los caminos que monseñor Angelelli propuso a la Iglesia en La Rioja: la renovación eclesial, el servicio como contenido y como método de la actuación pastoral, la opción preferencial por los pobres y excluidos, la conversión pastoral de las instituciones, la búsqueda entre todos de la voluntad de Dios para su Iglesia.

El prelado indicó que la sociedad provincial también está atravesada por la urgencia de responder "la profundización de la cultura del encuentro y del trabajo, la renovación de la política; la atención a los grandes problemas sociales con vocación de afrontarlos más allá de intereses sectoriales o comportamientos clientelares, la protección de la vida en todas sus etapas y circunstancias, el cuidado del medio ambiente como casa común de todos los riojanos, de los que estamos y de los que vendrán”.

“Portadores de la Buena Noticia de Jesús, mientras llega la aurora de la justicia, pidamos a san Nicolás, nuestro Padre y Patrón tutelar, para que interceda por nuestra fidelidad evangelizadora a aquella invitación de la Virgen en Caná: «hagan lo que Jesús les diga»”, concluyó.
Texto completo de la homilía

El proceso judicial. Monseñor Enrique Angelelli murió el 4 de agosto de 1976, en pleno gobierno militar, en un confuso accidente automovilístico. La investigación por el esclarecimiento de su muerte fue reabierta en 2006, tras la anulación de las leyes de obediencia debida y punto final.

Los principales implicados por el presunto asesinato son el exgeneral Luciano Benjamín Menéndez, por entonces responsable del Tercer Cuerpo de Ejército, y el excomodoro Luis Fernando Estrella, subjefe de la base de la Fuerza Aérea en Chamical, para quienes la fiscalía pidió prisión perpetua.

Fuente: AICA

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