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Otros vendrán…qué bueno me harán…

"Hay varias formas de dejarse morir: una, decididamente deshonrosa,
sucumbiendo a la tentación del éxito fácil, renunciando a la lucha y
haciéndose cómplice del régimen. Es una manera de desglosarse del país y de su tiempo, que importa una traición al impulso que tiende a lograr un grado superior de respeto a la dignidad de la persona. Casi no vale extenderse sobre estos casos. Se convertirán en una triste especie de parásitos sociales, enejenarán la conciencia y terminarán en admiradores de los que invocan la fuerza para terminar con los reclamos del pueblo"...

3 de octubre de 2008| copenoa |

(Alfonso Carrido Lura, Una Batalla contra la dictadura. Escritos contra el
régimen de Onganía.)

Aún se percibe el fervor de la plaza del 83’, cuando los argentinos tomamos la decisión impertérrita de no resignar nunca más a las libertades fundamentales para obtener una potencial seguridad temporal. Pasaron muchos años, la llama encendida no agota su combustión, lejos de extinguirse se propaga y su fragor se trasunta a cada parición de nuevos integrantes de la sociedad, puesto que la cultura democrática se ha
instalado en la consciencia popular y atrás quedó desaguisada la convicción falaz que proponía a los cuarteles como fiadores del bienestar general.

Producto de ese fuego sagrado fue el justo tributo realizado ayer en el Salón Blanco de la Casa Rosada al doctor Raúl Ricardo Alfonsín, por un momento afloró de los argentinos aquel afecto intenso que domina a la razón y a la voluntad, que muchos llaman pasión, al ver la imagen de una persona que a pesar de los avatares de la vida mantiene sus ideales y no declina su discurso sostenido en los atriles desde su juventud en salvaguarda de la unión nacional y la tolerancia.

El homenaje realizado con denuedo hacia su estampa y a la democracia misma personificada en él, provocó un impasse en la vida política del país acompasado por una sensación de alegría cuya nota de color fue el brote de lágrimas por la emoción del paso implacable del tiempo que sin reparos avanza sobre la línea del destino de los mortales dejando logros, reproches y sobre todo el deseo de haber actuado en otro tiempo de otra manera. Dura afirmación si se tiene en cuenta que muchos de los que presenciaron y promovieron la distinción a este político, alentaron, ya sea en los ochenta o adentrado el siglo XXI, la caída de gobiernos constitucionales a través de conspiraciones y falsedades que ardidosamente compatibilizaron con las “reglas de la democracia” olvidando la reflexión: “el que gana gobierna, el que pierde ayuda”…

Muchos jóvenes, a veces merecedores del apelativo “imberbes”, fuimos tutores de lágrimas al escuchar la voz del viejo líder radical. Ciertamente no nos hallamos en los períodos de anulación de las libertades y por ende de la política misma (que es esencialmente libertad en palabras de la teórica Arendt) que los totalitarismos propugnaron, por eso cualquiera pensaría que el enternecimiento provocado por el ex
presidente es propio de la conducta típica de caprichosos militantes ideologizados. Sin embargo, el motivo de esa exaltación del ánimo juvenil es producto de la transmisión de la cultura democrática, esa transmisión denota una maduración y progreso del “sentido común”, pues reflexivamente lo normal, hoy, es que funcionen las cámaras legislativas, que existan valores republicanos, asignándosele un verdadero sentido al gobierno del pueblo, quedando atrás la normalidad de los uniformes en la administración pública. Con respecto a esta evolución es importante destacar el papel del “Juicio a la Junta” y su aporte a la construcción del “pensamiento reflexivo” y “no sugerido” de la sociedad. Podría decirse que el enjuiciamiento a los jerarcas militares ha vencido al prejuicio instalado en 1930 sobre la intervención militar para la resolución de los problemas acuciantes del estado, sean de índole económico o social.

Es necesario detenerse en este tema, pues los prejuicios constituyen los subterfugios utilizados para la justificación de totalitarismos, funcionan generacionalmente royendo al “juicio” que nace de un pensamiento eminentemente libre y absolutamente crítico, es entonces así como lo anormal se vuelve normal y en connivencia con el tiempo y con la
transmisión generacional se convalidan errores y éstos subsisten hasta que se opere un cambio genuino en el pensamiento colectivo. De ahí pues la explicación al interrogante por qué nos costó tanto la democracia, fueron muchas las batallas contra el trastocamiento del sentido común, conseguimos encumbrar a la libertad como virtud fundamental de la misma, pero la lucha contra los prejuicios no se agota aquí, seguramente las falencias de nuestro sistema en cuanto a la igualdad reposan sobre prejuicios que todavía no desterramos… “Uno de los motivos de la eficacia y peligrosidad de los prejuicios es que siempre ocultan un pedazo del pasado. Bien mirado, un prejuicio auténtico se reconoce además en que encierra un juicio que en su día tuvo un fundamento legítimo en la experiencia; sólo se convirtió en prejuicio al ser arrastrado sin el menor reparo ni revisión a través de los tiempos”… (Ana Arendt).

Alfonsín , refiriéndose en su tónica discursiva al escritor humanista Erich Fromm y su obra “¿Podrá sobrevivir el hombre?” puso de relieve lo dicho con anterioridad acerca de la obnubilación del pensamiento, habló del “pensamiento sugerido” y la perturbación de la capacidad de discurrir de los individuos. De esta forma apuntó al pensamiento único y a cómo hicieron para fundamentarlo los que lo impusieron en épocas pretéritas. Esta univocidad justamente es la que provoca la desaparición del espacio “entre” (espacio esencialmente político) que media en las relaciones personales y políticas, empantanando la capacidad de reacción social frente a flagrantes violaciones a la dignidad personal, siendo las proposiciones “algo habrán hecho”, “no te metas”, “hacé lo que tenés que hacer” el cociente del anquilosamiento de un “preconcepto”, es decir de un prejuicio histórico. “…Pero si en sociedad no pretendemos juzgar en absoluto, esta renuncia, esta sustitución del juicio por el prejuicio, resulta peligrosa cuando afecta al ámbito político, donde no podemos movernos sin juicios, porque el pensamiento político se basa esencialmente en la capacidad de juzgar…” (Ana Arendt)

Preconizando los valores de la tolerancia el ex mandatario aseveró que el canibalismo político es un vicio recurrente de la democracia consistente en el deseo afanoso de los adversarios políticos en que fracase un gobierno…Casi sincronizadamente Agustín Rossi, presidente del bloque oficialista lanzaba diatribas contra los gobiernos radicales,
denostando inclusive a quien a pocas cuadras era elogiado por su propia jefa… Verdaderamente la prudencia del diputado estuvo ausente. El talante político, la honestidad y la mística que hoy encierra don Raúl, tendrían que haber condicionado y refrenado la verba sofista del legislador, quien pretenda cuestionarlo debe hacerlo con una muy buena base argumentativa so riesgo de mostrarse ante el auditorio como un simple desquiciado sin criterio para prohijar la elocución del maestro Demócrito. Rossi proejaba ridículamente en un mar de contradicciones sin hacer un mea culpa, necesario en todo dirigente justicialista que vivió en los 90’.

Objetivamente, las observaciones vertidas por quien fuera Alfonso Carrido Lura, dejaron al descubierto y plantearon la necesidad de mejorar imperiosamente la democracia por medio del consenso y la construcción del diálogo sincero. Por supuesto esto incluye la consabida y reiterada propuesta de mejoramiento del sistema otorgándole preeminencia a la igualdad. Siempre habló el ex presidente de la deuda pendiente con la igualdad como pilar fundamental para la vida social. Curiosamente tiempos de mayor igualdad política son acompañados por mayor desigualdad social, reiteradamente ésta situación fue puesta en el tapete, de hecho Norberto Bobbio (uno de los autores escudriñados por Alfonsín) nos habla de las “promesas incumplidas de la democracia”, lo que nos lleva a la pregunta: “Con este panorama ¿se puede sospechar que la democracia pecó por omisión o por acción en contra de la equidad?” La respuesta no puede ser liviana y en todo caso será motivo de otra publicación, pero prima facie lo que se puede intentar como respuesta es la influencia del condicionamiento de la democracia como régimen político a un orden internacional que se inscribe en un modelo capitalista proléptico decididamente soberbio garante de las políticas neoliberales. Valga el comentario a pesar de la crisis económica internacional actual proveniente de los EE.UU.

Personalmente confío en que la democracia perdurará en el tiempo porque como sistema proficuo irá depurando los errores, prueba de ello es la instalación en los estados Latinoamericanos del debate de la distribución de las riquezas, pues es un teorema de hierro aquel que dice: … “a más desigualdad, menos democracia”…

"Cíclicos o no, la historia tiene corsi e recorsi, y la ética – en término de Weber- del capitalismo actual es no sólo injusta, inmoral, sino también y necesariamente retrógrada y pasajera. Vale entonces denunciarla. También, denunciar cómo y hasta qué punto la democracia –su idea- está siendo usada y desvirtuada por sectores y dirigencias que
no parecen tener mala ni buena conciencia, ni a fortiori escrúpulos. Ningún discurso moralista los disuadirá de seguir haciéndolo, por supuesto, pero en la historia lo moral ha solido anticipar el futuro de todos… (Carlos Strasser CLACSO).

Ojalá la presidenta se haga eco de las reflexiones vertidas en aquella “entronización” de la democracia en el Salón Blanco luego de contemplar la senectud (en su mejor acepción, sin implicar el ocaso) del doctor Alfonsín, de ese modo hará una profunda introspección acerca de los consejos directos brindados cara a cara, espero que lo de ayer no sea una auto – laceración para la expiación de sus errores que conceda
años de indulgencia para seguir pecando (así parece ser) … el anhelo de todos es que la concordia y la construcción puedan preparar un cosecha portentosa…

Al ámbito provincial seguramente no llegará el mensaje, porque la tradición feudataria de Romero es continuada sin ninguna duda por este gobierno. Los conciliábulos y las peroratas siguen jugando con las ilusiones del pueblo, el diálogo con los partidos de oposición no existe, las políticas sociales son vacuas, la calidad institucional cae
(obsérvese a Ferraris y a Cornejo en la Corte) y para colmo de males este joven conspicuo con la oquedad de un pollino sigue sosteniendo que es el cambio…

¡ES NECESARIO VIVIR! ¡HAY TANTO PARA REPARAR!

“TU QUE PUEDES JOVEN” (Raúl Alfonsín)

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