Paradise Papers: una evasión fiscal multimillonaria

Detrás de operatorias como las del fondo Noctua, comandado por el ministro de Finanzas Luis Caputo, se encuentran los esfuerzos del empresariado por eludir y evadir impuestos.

El fondo Noctua, de cuya existencia se conoció a raíz de los llamados Paradise Papers y que es comandado por el ministro de Finanzas Luis Caputo, es parte de un entramado de búsqueda de negocios a resguardo de los entes recaudadores. Caputo, con un fondo dedicado a administrar inversiones de alto riesgo y alta rentabilidad en mercados emergentes por más de USD 100 millones, habría costado al fisco decenas de millones de dólares en impuestos aún en el cálculo más conservador que hagamos.

El dinero que engrosa los negocios offshore, se dirige allí por un motivo claro: aprovechar las ventajas impositivas que ofrecen estas plazas, pero ante todo sacar ventaja de la opacidad con la que permiten operar. Esto último interesa a quienes realizan operaciones ilegales, o a quienes quieren poner el dinero obtenido de operaciones lícitas a resguardo del fisco.

La punta del iceberg

La arquitectura tributaria Argentina, está constituida de tal forma que habilita a las empresas y a los tenedores de grandes patrimonios, múltiples vías para eludir impuestos. De esta forma, aunque la tasa máxima prevista para el impuesto a las Ganancias es de 35 %, los más grandes contribuyentes pagan en promedio apenas 17 % sobre sus ingresos netos.

Pero además, el sector financiero local se encuentra altamente especializado en la evasión tributaria. No por nada el país ocupa de acuerdo a la Tax Justice Network el cuarto lugar entre los que registran mayor evasión por parte de las empresas multinacionales.

La elusión y evasión fiscal, que terminan con fondos en plazas offshore como los manejados por Caputo, cuestan por año la mitad de lo que podría recaudarse por impuesto a las Ganancias, tanto sobre las empresas como sobre las personas, de acuerdo a un estudio de Juan Carlos Gómez Sabaini y Dalmiro Morán publicaron en 2016 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Eso representó USD 27 mil millones en 2016, y US$24 mil millones. Esto representa la friolera de 5 % de PBI al año. Media economía en diez años.

Este gobierno repleto de funcionarios con cuentas offshore (además de los casos ahora revelados de Caputo y de la participación de Aranguren en el manejo de sociedades offshore de Shell, se conocieron las participaciones del propio presidente Mauricio Macri reveladas por los Panamá Paper, así como las del intendente de Cambiemos en Lanús, Néstor Grindetti) considera como práctica completamente natural el aprovechamiento de todas las herramientas, ya sean legales o paralegales, para minimizar los pagos al fisco.

Es con esos criterios que encaran una reforma tributaria que, en lo que hace a los impuestos a las empresas o a los patrimonios de mayor volumen, busca adecuarse a esa realidad evasora, reduciendo las cargas. Al mismo tiempo, incrementan impuestos al consumo, más allá del simbólico y limitado impuesto a la renta financiera incorporado en el proyecto de reforma.

Mientras los principales medios concentran los dardos contra la corrupción de la década kirchnerista, poco dicen contra el desfalco producido al Estado por muchos de los funcionarios actuales cuando estaban en el sector privado, y de los iguales criterios, de defensa ante todo de los intereses privados, con los cuales encaran hoy la gestión. (LID)