Unicef: seis de cada diez niños serán pobres en los próximos meses

El aumento de la pobreza impacta centralmente en los niños. Antes de diciembre, habrá más de 1 millón de nuevos niños pobres, y pasarían a un total de más de 8,3 millones.

De cada 10 niños, seis serán pobres antes de fin de año. Y de ellos, dos vivirán en hogares en los que no se llega a cubrir la alimentación más básica.
Son algunos de los datos que presentó este miércoles Unicef.

Actualmente, una de cada cuatro familias tuvo que dejar de comprar ciertos alimentos durante la cuarentena. Además la suba de los niveles de pobreza, de la mano de la desocupación y precarización laboral y el aumento de los precios de la canasta básica también provocaron que el 48 % de los menores de seis años cambiará su forma de comer.

A su vez, el 10 % de la población infantil asiste a comedores como estrategia de supervivencia alimentaria. Otro dato es que los niveles de pobreza infantil, que en mayo fueron de 58.6 %, pasarán en diciembre a 62.9%.

La realidad es que el 15 % de los hogares encuestados, en la Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población realizada por Unicef, informó que tuvo que recurrir a algún préstamos o fiado por parte de algún comercio para comprar alimentos. El porcentaje aumenta al 29 % cuando el hogar no tiene ingresos laborales.

La pobreza y desigualdad social crece sin detenerse, así lo informó la Cepal: Argentina se encuentra entre los tres países donde la desigualdad económica y social golpeará con mayor fuerza, junto con Perú y Ecuador. Se incrementaría al menos un 6 % como consecuencia de la pandemia.

El gobierno de Alberto Fernández vendió con bombos y platillos sus dos medidas principales frente a la crisis económica que se profundizó con la pandemia. Los ATP y el IFE. El primero para subsidiar a las empresas para pagar el salario a sus empleados, incluyendo a sus CEOS. En tanto las empresas que recibieron las ATP no se molestaron en demostrar que tuvieran crisis alguna.

Para las familias trabajadoras, el IFE, que consistió en un monto de $10.000, cuando según el propio Indec una familia necesita $43.000 para no ser pobre.

Beneficiar a las grandes mayorías populares que ven cada día más lejos poder solventar la canasta básica para sus familias, va en camino opuesto al trayecto por el que optó el Gobierno de Alberto Fernández: pagar la deuda fraudulenta ilegal ilegítima a los especuladores extranjeros y complacer a los grandes grupos económicos. (LID) Por Liliana Vera Ibáñez