#VivosYBobos: endeudan, fugan y el Estado los ayuda

Techint, Ledesma, Clarín, Ford, Mercedes Benz, Citibank, entre otros, endeudan al país, fugan dólares y encima el Estado los ayuda. Además el gobierno de Fernández les paga el 50% de los salarios de sus empleados. Un repaso de algunos hitos históricos de este comportamiento de la clase empresaria donde el Estado los ayuda en el saqueo de la nación.

Se trata de los dueños del país, los empresarios más grandes, aquellos que sea el gobierno que sea, mantienen una conducta intachable apostando a la fuga de capitales, la flexibilización laboral, incluso, recibiendo salvatajes del Estado en momentos críticos. Así lo hicieron en las grandes crisis de los últimos cuarenta años. Hagamos un breve repaso, a partir del cual, podremos confirmar la complicidad empresarial en la cada vez más pronunciada decadencia nacional.

1982-1989: Con la derrota de la Guerra de Malvinas, el presidente del Banco Central, Domingo Cavallo, aceleró el proceso de estatización de la deuda en dólares del sector privado que había comenzado en 1981. Una tarea que concluye el gobierno de Alfonsín entre 1985 y 1986 como explica Eduardo Basualdo, en su libro, “Estudios de Historia Económica Argentina”. Cerca de 17.000 millones de dólares de la deuda privada de empresas como Ledesma, Acindar, Ford, Techint, Mercedes Benz, pasaron a manos del Estado, siendo en gran parte, incluso estas deudas generadas por autopréstamos. O sea, las empresas contraían un crédito con un banco en el exterior, esos fondos los terminaba cancelado el Banco Central, y las empresas dejaban ese dinero en una inversión en el exterior, así lo expone con total impunidad la memoria y balance de Renault Argentina de 1986. Una misma práctica a ésta multinacional francesa tuvieron grupos como Socma S.A (familia Macri); las norteamericanas Cargill S.A y Ford Motors; Celulosa Jujuy, como parte de una larga lista que mencionan los inspectores del Banco Central en un informe realizado por Eduardo Halliburton, José M. Bianco y Carlos A. Villalba, publicado en la Revista Realidad Económica (N°87 Año 1989). Este tipos acciones son parte de los 477 ilícitos que estudiara Alejandro Olmos y, posteriormente, presentara como pruebas el juez Ballesteros en su falló de la deuda pública a la cual dictaminó de ilegal, ilegítima y fraudulenta. Este mismo juez en su sentencia indicó que, al menos, el 40% de la deuda pública se destinó a la fuga de capitales y, cerca del 10%, al pago de intereses. En todo este proceso, también los bancos en su mayoría extranjeros liderados por el Citibank, jugaron un papel fundamental, ayudando al ingreso de fondos, prestando a las empresas y, sirviendo de canal, de salida de los dólares al exterior. Finalmente, como parte del negocio financiero, las empresas públicas fueron fuertemente endeudadas, puesto que recordemos que las mismas contraían créditos, y así facilitaban la oferta de dólares, que las empresas privadas compraban para fugar.

1990-2001: Con Menen se inaugura el festival de la pizza y el champagne con uno de los principales grupos económicos, Bunge y Born, que ubicó a un ex gerente (Miguel Roig) al frente del ministerio de Economía. Un grupo que Perón había acusado de vendepatria en un libro de su autoría posterior al golpe del 55´, mostrando la amplitud del movimiento justicialista, a lo largo de su historia (y presente). Bunge y Born, un fiel representante del empresariado de origen oligárquico, va a liderar como socio menor del gran capital trasnacional el proceso de remate de las empresas del Estado, muchas de las cuales, luego de ser endeudadas, se vendieron por monedas a cambio de compensar a los acreedores externos e internos (muchos de ellos los mismos empresarios nacionales), y en este proceso el grupo Citibank, fue uno de los ganadores quedándose con empresas públicas como Altos Hornos Zapla; pero también Paolo Rocca de Techint que se hizo de la principal siderúrgica argentina, la estatal SOMISA, sobre la cual pudo pegar un salto su emporio y transformarse en el hombre más rico del país con una fortuna actual de 8 mil millones de dólares según la revista Forbes. Estos grupos junto con sus CEOS y los bancos que lograron saldar sus deudas con el Estado mediante el Plan Brady –que implicó un nuevo salto del endeudamiento público- fugaron en este período un total de 82.869 millones de dólares, y en el 2001 contribuyeron al saqueo del país fugando ni más ni menos que casi 30 mil millones (Leandro M. Bona, “La Fuga de Capitales en la Argentina”), entre ellos los depósitos incautados por el corralito bancario dispuesto por Cavallo; mientras tanto, la deuda externa tuvo un incremento de U$S 78.905 millones.

2003-2015: Fueron estos mismos grupos los que se “la llevaron con pala” durante los gobiernos kirchneristas, tal como lo definió popularmente, la actual vicepresidenta. Con ellos las ganancias en los primeros años posteriores a la salida de la convertibilidad tuvieron márgenes superiores a los alcanzados durante el menemismo, (Esteban Mercatante, “La economía argentina en su laberinto, lo que dejan 12 años de kirchnerismo”), en ello la devaluación de un 30% del salario real en 2002, y las condiciones de flexibilidad laboral heredadas de los noventa, fueron un valioso aporte al momento de asegurarse estos resultados. La fuga de capitales no se detuvo, gran parte del excedente logrado durante el boom de los precios de la soja y otras materias primas, llegó a 102 mil millones de pesos, cuando por otra parte, los pagos de la deuda pública alcanzaron los 200 mil millones según Cristina Fernández.

2016-2019: En los cuatro años de macrismo, los empresarios tuvieron representantes directos en el gobierno de los CEOS, mientras las grandes mayorías vieron acelerar su ingreso a la pobreza, grupos como Techint, Clarín, General Deheza, Arcor, entre otros miembros estables de los fugadores seriales, fueron parte de la fuga de más de 86 mil millones de dólares, tal como reveló el domingo pasado el periodista Horacio Vertbitzky en el Cohete a la Luna. Los mismos nombres, y otros, aparecieron también en los Papeles de Panamá poniendo al desnudo las guaridas fiscales que utilizan al momento de evadir impuestos y controles; todo este saqueo ocurrió mientras nuevamente la deuda pública pegó un salto de la mano del mayor préstamo de la historia del FMI.

2020: El presidente Alberto Fernández en la apertura de las sesiones del Congreso de la Nación había anunciado su voluntad de investigar a quiénes habían fugado los dólares del endeudamiento durante la fiesta macrista. Aunque este informe está en manos de los funcionarios del Banco Central; sólo se filtraron los primeros apellidos que ponen al desnudo, una vez más, a grupos como Techint o Clarín que en estos días fueron beneficiados por el Estado pagando la mitad del salario de sus empleados con el programa de Atención a la Producción y el Trabajo, beneficio que recibieron otros compradores compulsivos de doláres y fugadores profesionales como la familia Blaquier de Ledesma o la alemana Mercedes Benz.

Este repaso por algunos de los episodios, tal vez, más relevantes de la historia contemporánea de los miserables, encuentra al Estado facilitando cada uno de sus negocios. Pese a ello, hay quienes continúan afirmando que el problema en realidad no estaría en el Estado, sino en qué sector de las clases dirigentes lo ocupan. Un debate que no podemos agotar en esta columna, desde luego, aunque está claro que sea en dictadura o democracia, con más o menos liberalismo o “populismo”, el Estado ha respondido siempre en defensa de los mismos, en ello radica una cuestión o marca de clase que en cada crisis se vuelve más perceptible. (LID) Por Gastón Remy Economista, docente en la Facultad Cs. Económicas UNJu.