En nuestro país y a nivel mundial, la medicina es un negocio que preocupa. ¿A qué nos referimos?: ¿A lo médicos? ¿A los políticos? ¿A la industria farmacéutica? ¿A las empresas que diseñan, fabrican y comercializan nuevos materiales de un solo uso, prótesis y dispositivos implantables? ¿A las aseguradoras privadas? ¿A los centros de salud y a los hospitales?
Estos actores son los responsables de una actividad que, con frecuencia, en aras de beneficios más egoístas, se olvida de su razón de ser: paliar (...)