Los ejecutivos nos dicen que no son ellos, sino los mercados, los que mandan mientras que los gobiernos no tienen otra alternativa que desarrollar políticas de reducción de derechos laborales y sociales.
Con la ayuda de los medios de información y persuasión, los gobiernos intentan presentar tales políticas como determinadas por fuerzas exteriores sobre las cuales tienen poquísima capacidad de influencia. Su gran argumento es que son necesarias para “dar confianza a tales agentes externos: los (...)