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Coloquio de IDEA 2020: el discreto encanto de la burguesía argentina

Esta semana comenzó, en un formato virtual por streaming, la edición número 56 del Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina) que componen empresas medianas, grandes y chicas que implican el 50% de la creación de riqueza y de generación de empleo en Argentina, según definen los convocantes mismos con inflamada autoconfianza.

16 de octubre de 2020

Convocado bajo la pregunta “Qué país queremos ser”, en esta ocasión el “meeting” de los ricos, los muy ricos y los recontra ricos tiene algunas particularidades que lo hacen relevante. En primer lugar, como festejan los organizadores, es la primera vez que un presidente peronista asiste al Coloquio desde las presidencias de Carlos Menem. Ejem. Y Alberto no será el único exponente oficial, ya que también asistirán Cecilia Todesca, Martín Guzmán y Felipe Solá que, como Alberto, ya expuso y ya generó poco amor entre los oyentes. El gobierno les habló con el corazón y los empresarios respondieron en el chat de YouTube con el bolsillo.

El segundo rasgo atípico de este encuentro es este: aunque algunos de los empresarios afirman, off the record, que ven positivas las medidas recientes del gobierno como la baja de retenciones y los guiños a sojeros y cerealeras, de conjunto, la crema del empresariado no disimula que aún con la buena letra de Fernández, la línea es esmerilar. Como decía una vieja publicidad de jugos Tang, los empresarios dicen: “quiero más”, y arrollan con su vocación devaluadora, como grafica esta nota del economista Pablo Anino.

No en nuestro nombre
Alberto dio sobradas y suculentas muestras de que defiende el sacrosanto derecho de los negocios de los empresarios y los especuladores. Sin ánimos de redundar sobre otras cosas escritas aquí, Alberto retrocedió en Vicentin, legitimó la deuda macrista con los bonistas privados, presenta a los popes del FMI como dulces colaboradores, preparó un presupuesto de ajuste y baja las retenciones, además de haber cajoneado y luego esquilmado el tímido proyecto de “impuesto a los ricos”, que no solo es limitado sino que, encima, beneficia a sectores empresarios como YPF y el fracking.

Aún con estas muestras de pleitesía, los exponentes del Coloquio de IDEA responden, como dicen los norteamericanos, “not good enough” (no es lo suficientemente bueno). Y, esto es lo nuevo, lo dicen, lo hacen saber. Lo vociferan. La clase dominante habla, se queja, exige más.

Es muy sintomática la desfachatez con la que critican a la figura presidencial, a cara lavada. Señales de una crisis más profunda de lo que se asume. Y de que el empresariado argentino es gente que lotea los cuartos del Titanic, sabiendo que tienen lugares en botes salvavidas acolchonados.

La Nación levanta los comentarios en el chat mientras hablaba Alberto. "El Presidente dice cosas que Cristina contradice. El problema de desconfianza es que él no se planta frente a Cristina Fernández. Parece que manda ella. Por eso no le puedo creer", decía Hector Alfredo Poli, director de Pluspetrol, mientras golpeaba las teclas como el personaje de Capusotto.

Echando leña, kerosene y papel al fuego, Alejandro Gawiansky, presidente de HIT, agregaba que "lamentablemente su palabra esta tan devaluada que no es creíble. El sábado avaló el concepto de que los empresarios somos los enemigos frente a (Horacio) Verbitsky". Y podríamos seguir.

Los empresarios se le animan a Alberto porque ven que hay tierra firme para pegarle. Lo inquietante, es que la desconfianza en el gobierno no es confianza ciega en la oposición macrista.

Resignados, en otra nota de La Nación, el diario mitrista recogía los lamentos de empresarios desahuciados luego de escuchar a Michelle Bachellet, erigida en casi prócer luego de la resolución sobre Venezuela en la ONU: "Lamentablemente es difícil encontrar políticos en la Argentina que puedan expresarse con esta claridad de conceptos y sinceridad. Bachelet, (Julio María) Sanguinetti en Uruguay, Fernando Henrique Cardoso, en Brasil. No tenemos a nadie en esta liga", afirmó el director de Swiss Medical, Miguel Blanco, en medio de la presentación de Bachelet.

La liga a la que se refiere el megaempresario de “la salud”, es la de los que más avanzaron en flexibilizar la mano de obra, en privatizar la salud y en restringir la educación en épocas anteriores. El anhelo de nuestros “emprendedores” es pegarle a la clase trabajadora, sin culpa y sin asco, construir un país para 20 millones de habitantes.

IBM y la calidad institucional
Uno de los discursos más esperados fue el de Roberto Alexander, Presidente de IBM Argentina y también del coloquio actual. Alexander habló del riesgo de una “Argentina cancelada” y, como es habitual entre los empresarios, se rasgó las vestiduras sobre el respeto a las instituciones. Con solemnidad, el presidente del coloquio aseveró que “el país que queremos ser necesita abrir posibilidades, tener calidad institucional, Justicia eficiente e independiente, competitividad, integración social y una mejora educativa realmente federal". Emotivo discurso.

Hablar del respeto a la calidad institucional resulta curioso, llamativo, bah, en realidad hilarante, viniendo del presidente de una empresa que reconoció que sobornó al gobierno de Menem en 1994 para ganar el contrato para informatizar al principal banco nacional, causa por la que pagó una multa en Estados Unidos.

Cuando habla de “justicia independiente” Alexander, debe venirle a la cabeza fiscales como Sabrina Namer, que pidió la absolución del presidente de IBM, Ricardo Martorana, empresa que oportunamente había denunciado “acoso judicial” ante el propio Menem.

Otra curiosidad como la de Alexander es que en un coloquio donde todos mastican la esponja de “la generación de empleos”, la vicepresidente primero de IDEA es Rosario Altgelt, gerente general de LATAM Airlines Argentina, la empresa que anunció cierre y masivos despidos este año.

Ledesma y los desafíos de la pandemia
Otro de los referentes que expuso sus ideas antes del comienzo del coloquio fue Javier Goñi, uno de los directores de IDEA, quien en El Cronista dijo que “la pandemia funcionó sin dudas como un acelerador de los problemas” para generar un ambiente de negocios.

Era esperable que Goñi hablara de ese tema, ya que es alguien que sabe mucho cómo “sobreponerse” a esos problemas y seguir haciendo negocios: Goñi es Gerente General de Ledesma, la empresa que con 20 muertos y más de 350 contagiados, pica en punta en el desprecio empresarial frente a las vidas de trabajadoras y trabajadores en esta pandemia.

Esas minucias no se vieron en los modernos power points que preparó para esta edición del coloquio la empresa de Mario Pergolini, el cool y descontracturado legitimador de la flexibilización laboral, quien conversó con alguien al que presentó como “emprendedor”, Woods Staton, Executive Chairman (sic) de Arcos Dorados, alias McDonald´s, adalid internacional de la precarización juvenil. Todo vale en el coloquio de IDEA.

Solo tengo para ofrecerles soja, medicamentos y chanchos
El gobierno, dijimos, mostró predisposición y reverencia para ir con una delegación de funcionarios destacados, empezando por el propio presidente, a una reunión donde fueron recibidos con ceños fruncidos del otro lado del zoom. Uno de esos funcionarios fue Felipé Solá, padre del reciente voto argentino al informe sobre Venezuela redactado, dijimos, por la prócer Michelle Bachelet.

Lejos, muy lejos, a años luz de todo discurso industrialista o nacionalista como supieron tener, otrora, referentes del peronismo en otras décadas, lo de Solá fue una lánguida defensa de Argentina no ya como “granero del mundo”, sino como una más modesta granja.

Si Churchill dijo, de cara a la Segunda Guerra, que “solo tengo para ofrecerles sangre, sudor y lágrimas” a los ingleses, Solá fue más humilde: soja, medicamentos y chanchos: “Argentina tiene un enorme campo de acción si se sitúa dentro de la cadena agroindustrial a partir de productos alimenticios de alta calidad para consumo humano, con equipamiento y productos farmacéuticos de uso veterinario, genética animal y vegetal, vacunas e inseminación artificial". Parecía que hablaba el Secretario de Agricultura de Menem.

Preocupación por la pobreza, je je
El presidente de IDEA y del Grupo Murchison, Robert Murchison, respondió a El Cronista sobre cuál opinaba él que era el eje de esta edición del coloquio. “El foco no cambió y tiene que ver con el 41% de pobreza que tenemos. Hay mucho por hacer para resolver, y desde el empresariado podemos colaborar con la generación de trabajo genuino. Pero para sumar inversiones resulta fundamental generar confianza”.

Mientras el empresario hablaba de pobreza y confianza, una nueva corrida llevó este jueves 15 al dólar a $171, aumentando la presión diaria para devaluar, dar un golpe al salario y aumentar, aún más, ese 41% de pobres que mencionaba el “acongojado” patrón. El empresariado, responsable social, de esa “reactivación de la industria de pobreza”, habla con extrañeza de las consecuencias de sus propios planes, de su intrínseca racionalidad capitalista.

Alberto en la entrevista que le hizo Alejandro Bercovich dijo que no cedería a los que presionan por devaluar. Pero, se sabe, en Argentina, como en el coloquio de IDEA, los que mandan son esos grandes empresarios. (LUD) Por Octavio Crivaro

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