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Debate.Los mitos de Milei contra la reducción de la jornada laboral y reparto de horas de trabajo

Desde el Frente de Izquierda, Nicolás del Caño y Myriam Bregman vienen planteando la necesidad de llevar adelante una medida sencilla y fundamental ante la crisis social: dividir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, bajando la jornada laboral a 6 horas, con un salario como mínimo equivalente a la Canasta Familiar.

28 de julio de 2021

Desde ya, este planteo implica eliminar las condiciones de precarización laboral y se acompaña de la propuesta de impulsar un plan de obras públicas para generar viviendas.

Javier Milei y varios seguidores liberales han salido a desestimar la propuesta del Frente de Izquierda, tratando de ridiculizarla.

Pero para Milei no es tan chistoso como parece. Hace unos años él dedicó una columna en el diario El Cronista intentando fundamentar “teóricamente”, en la teoría económica dominante, por qué ese planteo de Nicolás del Caño no sería posible, o de serlo, sería contraproducente para el bienestar de todos.

Evidentemente le preocupa que sea una idea que se extienda y cobre cuerpo entre los trabajadores.

Mito 1: “No es posible, es un planteo utópico”
No sólo es posible, es re posible, sino que también es deseable .

En primer lugar, la situación del trabajo hoy en Argentina es crítica:

Casi 2 millones de desocupados (TD 10,2%). 20,5 millones de puestos de trabajo:

15,1 millones de asalariados: de los cuales 10,5 registrados, 4,6 no registrados.
5,4 millones de no asalariados (cuentapropistas la mayoría, sólo una minoría son patrones)

1 de cada 4 ocupados está subocuopado (trabaja menos de 35 horas semanales y está dispuesta a trabajar más horas)

1 de cada 4 ocupados está sobreocupado (trabaja más de 45 horas semanales)
El reparto de horas de trabajo con un salario acorde al nivel de vida permitiría terminar con los ritmos extenuantes por un lado, y la falta de empleo crónica por otro.

En segundo lugar, esta no es una situación nueva ni pasajera: el estancamiento de la economía lleva al menos 10 años.

Este estancamiento no se explica solo por la pandemia, hay una larga decadencia que incluso viene de más largo plazo. Hacia adelante, no hay perspectivas de que se acelere el crecimiento y mucho menos que sea capaz de absorber a los millones de asalariados con problemas de empleo, que pueda cambiar la situación estructural de precariedad que viven millones de familias.

Ni el Gobierno ni la oposición de derecha tienen un plan serio para salir de esta crisis que no sea pagar la deuda atacando aún más las condiciones de trabajo y de vida y arruinando el medio ambiente.

Ante esta situación, el planteo de la izquierda de reparto de las horas de trabajo y disminución de la jornada laboral es una respuesta profunda para empezar a construir un futuro deseable.

Mito 2: “Sería un caos, la ruina: bajaría el crecimiento, la inversión, los salarios, subiría la desocupación”
Sigamos rápidamente el hilo de la argumentación liberal:

Primero dice que con más ocupados y misma cantidad de producto, baja la productividad y con eso los salarios.
Segundo: que si no dejás que los empresarios bajen los salarios, porque la propuesta es un salario mínimo acorde, el empleador tiene que despedir (“a los menos eficientes”, agrega). Rebaja salarial o despidos, lindas opciones.
Pero el planteo de la izquierda dice lo contrario a despedir, que hay que repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados. Ergo: baja la tasa de ganancia.
Ahí Milei sí acierta: se afecta la ganancia capitalista, lo que para él es una aberración. De allí sigue su explicación con el ya clásico argumento de que caería la inversión y la economía iría a pique.
Todo el planteo es falso por varios motivos:

1- Que se afecte la ganancia capitalista no es prueba de “inviabilidad” del planteo, sino de un conflicto fundamental entre el interés de los capitalistas y el bienestar de la mayoría trabajadora. Si para que las “cuentas cierren” tiene que haber 2 millones de desocupados y 10 millones de empleados precarios, es evidente que el capitalismo como sistema social no funciona.

2- Milei invierte el sentido de la relación entre salario, productividad y jornada laboral: dice caería la productividad, pero eso es un análisis totalmente estático, lo que viene ocurriendo es todo lo contrario: la tendencia al reemplazo del trabajo humano por máquinas, la robotización de los procesos productivos, la aplicación de la técnica, todo eso hizo que se multiplique la potencialidad del trabajo, que con menos trabajo se produzca muchísimo más que antes.

La productividad en EE.UU. se duplicó entre 1979 y 2016 según el instituto de estadísticas oficial, pero la cantidad de horas trabajadas subió de 37,8, a 38,6 por semana.

La pregunta es ¿por qué, con este salto en la productividad laboral (si con la misma cantidad de trabajo se produce mucho más), los salarios no crecen y la jornada laboral se mantiene igual? Y te agrego más: quieren que trabajes más años, no solo más horas al día: extender la edad de jubilación en todo el mundo.

Entonces, ¿quién se queda con los beneficios del desarrollo de las fuerzas productivas?

Además es falso que el producto total quedaría igual. La reducción de la jornada puede aumentar la productividad, y una fuerte inversión pública en vivienda generaría un incremento formidable del producto.

3- Su planteo de que los salarios están fijados “técnicamente” según la productividad se sustenta en una teoría marginalista que supone que hay “factores” de producción, “tierra, capital y trabajo” que tienen una remuneración según su “aporte” al producto, lo cual sin entrar en detalle implica que no sólo el trabajo genera valor, sino también las máquinas, la tierra.

A contramano de la teoría "subjetiva" del valor que plantea el marginalismo (las cosas generan valor según el deseo o valoración de las personas, y no por un fundamento objetivo), la pandemia dejó a la luz que los verdaderos esenciales son los trabajadores, que lo único que genera valor es el trabajo.

4- La teoría marginalista es ahistórica. Trata de plantear como “natural” relaciones sociales que no lo son. Por ejemplo, la jornada de 8 horas no tiene ningún fundamento técnico. Cuando los trabajadores la conquistaron después de décadas de lucha, los empresarios hace más de 100 años daban el mismo argumento que ahora: se caería el mundo. Nada de eso pasó.

Llegó la “hora”
La reducción de la jornada laboral es un debate vigente, abierto, en distintos lugares del mundo: Islandia, España, son debates que impulsan los propios capitalistas para reducir la jornada (no así el reparto de horas). Llegó la hora de abrir este debate en Argentina.

Llegó la hora de discutir cómo salir de esta decadencia del capitalismo y mejorar las condiciones de vida de la clase obrera.

La idea de “libertad” de Milei, no es un mito, directamente es una mentira. Lo que proponen es una libertad absoluta para el capital y una esclavitud para los asalariados.

Llegó la hora de liberar toda la potencia del trabajo humano y de discutir una apropiación colectiva de esos beneficios del desarrollo. (LID) Por Lucía Ortega

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