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Megaminería: Menemismo y Kirchnerismo

Los hombres públicos y los referentes políticos estamos obligados a la búsqueda de diálogo y consenso y no pueden ser reemplazados con descalificaciones o falsedades. La única verdad es la realidad, reiteraba Juan Perón. Cuando se quieren ocultar graves hechos contra los intereses del país o los trabajadores o se adulteran datos o informes de impacto ambiental, se rompe la comunicación, y las fronteras entre lo lícito y lo delictivo comienzan a borrarse. Las denuncias contra la megaminería y la Barrick Gold expuestas en mi película Oro Impuro, desató la ira del gobernador de San Juan, José Luis Gioja, que quiso entorpecer sus estrenos y me retó a un debate televisivo al que faltó dos veces. Envió a su hermano -el senador César Gioja- que negó con desenfado mis denuncias sobre la devastación ambiental y el saqueo que produce la megaminería y que fueron hechas por ciudadanos afectados y demostradas por el Fiscal Federal de Tucumán y Catamarca, Dr. Gustavo Gómez.

La campaña lanzada quería demostrar que estoy contra la minería y que siendo diputado había votado las leyes mineras que ellos impulsaron. Las normas principales se votaron antes de que ingresara a la Cámara el 10/12/93, como la Ley de Inversiones Mineras (24.196/93) que fijó el marco de las otras. La única que recibió mi apoyo por desconocer lo que ocultaba, fue el proyecto de Protección Ambiental Minera (24.585/95) en la Comisión de Recursos Naturales. Nadie imaginaba los estragos que produciría la megaminería porque no había comenzado a operar en el país. Me opuse luego y no la voté en el recinto cuando se convirtió en ley.

Al comienzo de los años 90, los hermanos Gioja eran militantes del proyecto Menem y operaban para el desembarco de la Barrick Gold en el país, mientras yo denunciaba al presidente como jefe de una banda que estaba rematando el patrimonio e YPF. Me persiguieron con juicios y amenazas y me dieron seis tiros en las piernas. Se vivía el festín de las privatizaciones: “el país está de rodillas”, justificaba R. Dromi; “robo para la Corona”, advertía J. L. Manzano; y decían que por los despachos del Congreso se distribuían millones de dólares. El proyecto minero era financiado por el Banco Mundial como en otros 70 países con reservas metalíferas. Al diputado J. L. Gioja, que votaba las leyes del modelo, se lo colocó en la Presidencia de la Comisión de Minería para impulsar el paquete de leyes que proponían las corporaciones. César Gioja fue la cabeza de “Santa Gema Bentonita”, la empresa familiar creada para abastecer a Barrick.

Lo importante es entender que hoy continúa el modelo devastador iniciado por Menem, Ángel Maza –ex Secretario de Minería- y J. L. Gioja, apoyado desde Santa Cruz y hasta hoy por Néstor y Cristina Kirchner y Julio De Vido, provincia donde desarrollaron varios mega-yacimientos auríferos como Cerro Vanguardia. En la Reforma Constitucional del 94, los Kirchner canjearon la reelección de Menem por la provincialización del subsuelo. Nada más antinacional porque significaba la segmentación del país y la entrega de los recursos a las corporaciones; una medida semejante a la exigida a Evo Morales por los gobernadores secesionistas. El proyecto presidencial de los Kirchner se ganó el beneplácito de las petroleras y mineras y la amistad de los Gioja y Peter Munk, jefe de la Barrick. Quizás por eso, desde el 2003 hasta hoy el Secretario de Minería sea el sanjuanino-bonaerense Jorge Mayoral, defensor de Barrick.

El paquete de leyes mineras otorga a las corporaciones ventajas exclusivas que no gozan otras ramas del empresariado: están exentas de casi todos los impuestos y la ley 25.161/99 impulsada por J.L.Gioja redujo las regalías provinciales del 3% al 1,5%, al permitir a las mineras deducir los costos operativos: molienda, refinación, transporte y seguro hasta puerto de destino. Sin control público y a simple declaración jurada, exportan sumas millonarias pagando solo por oro, plata y cobre y llevándose gratis 60 metales, como molibdeno, uranio, cadmio, renio. La Alumbrera produce al año 700.000 onzas de oro y 190.000 tn de cobre que a valores de hoy, son más de u$s 2.000 millones; el complejo Veladero-Pascua Lama, de Barrick en San Juan, rendirá el doble. La minería es el único sector productivo que exporta sin obligación de ingresar al país ni un dólar de sus ventas (decreto Nº 417/ 03, de N. Kirchner, A. Fernández y R. Lavagna); sus exportaciones reciben reintegros que van del 2,5% al 12% (resolución SMN 130/93). Este método es más eficaz que el colonialismo de Potosí: les pagamos para que se lleven todo.

Lo que no pueden responder los Kirchner y los Gioja es: ¿por qué con tanta riqueza las provincias mineras y petroleras siguen en la pobreza y con déficits fiscales? La respuesta es el fracaso de su devastador modelo productivo: se van para siempre millonarios recursos estratégicos no renovables, dejándonos miseria y un daño ambiental que costará inmensas inversiones combatirlo. ¿Deberíamos seguir con la megaminería si las rentas quedaran en el país? De ninguna manera: no se trata de una cuestión económica sino de la defensa de la naturaleza y la vida. Los ambientalistas lo resumen en una simple frase: el agua vale más que el oro.

A diez años del gobierno Menem, sus leyes mineras siguen vigentes, así como el Acuerdo Minero Argentino Chileno (29/12/97) que cede a las corporaciones un tercer territorio a lo largo de la cordillera de los Andes con soberanía, aduana y aeropuertos propios. Allí están las mayores reservas de agua potable del continente, los glaciares, amenazados por la megaminería. El veto de la Presidenta a la Ley de Protección de los Glaciares -impulsado por los Gioja- y la puesta en marcha del complejo Pascua-Lama, son un ejemplo de la vergonzosa sumisión del gobierno a la Barrick Corporation. La histórica movilización de las poblaciones y asambleas de siete provincias logró que sus legislaturas prohibieran la minería a cielo abierto con cianuro y sustancias tóxicas y comenzó a fundar en el país una conciencia ambientalista. El dominio impune de Barrick, Alumbrera, y las complicidades de los Gioja, Beder Herrera y Brizuela del Morral, inició su cuenta regresiva.

Tengamos grandeza y aunemos esfuerzos para superar el modelo de contaminación, despojo y engaño que nos dejan los Menem y los Kirchner. El país necesita un debate franco y responsable que priorice el interés de la Nación y el bienestar del pueblo al de las transnacionales y los bancos. Unámonos para honrar al Bicentenario con actos sinceros de reparación histórica: prohibamos la minería a cielo abierto con sustancias tóxicas; modifiquemos las leyes mineras y exijamos la denuncia del Acuerdo Minero Argentino-Chileno; avancemos hacia la recuperación de los recursos y bienes comunes de los argentinos. Como diría San Martín: “la patria manda”.

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