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Rapiña imperialista.La decisión del gobierno británico y el atraco de mil millones en oro a Venezuela

Este martes continuaba la segunda sesión del Tribunal Supremo británico donde se querella sobre la autoridad sobre el oro de Venezuela depositado en el Banco de Inglaterra, con representantes del Gobierno de Maduro y del autoproclamo interno Juan Guaidó, pero hay mucho más que un "pleito" en la disputa en dicha Corte.

21 de julio de 2021

Cualquiera puede pensar que la época de la piratería de las potencias imperialistas es cosa del pasado. Pero Inglaterra no pierde las mañas de las épocas de los bucaneros, corsarios y piratas que operaban para que “Su Majestad” se hiciera del oro robado en alta mar. Ahora con el pretexto de reconocimiento al autoproclamado Juan Guaidó decide seguir confiscando el oro que pertenece a Venezuela.

El control del oro venezolano comenzó en el segundo semestre de 2018, cuando Maduro se reelige en unas elecciones cuestionadas y cuando se avizoraba que Guaidó, que no lo había elegido nadie ni en elecciones fraudulentas para algún cargo presidencial a no ser por los pocos votos a diputado nacional, se autoproclamaría “presidente interino” del país. Acto seguido, Boris Johnson, entonces ministro de Relaciones Exteriores británico, dijo: "Es posible que tengamos que apretar el tornillo económico en Venezuela".

Desde esa época y más precisamente desde principios del 2019, el Banco de Inglaterra se ha negado con más vehemencia a liberar el oro cuando el gobierno británico se uniera a Estados Unidos y otras potencias imperialistas europeas para respaldar a Guaidó, en la etapa que caracterizó toda la embestida golpista de la mano de Donald Trump y su títere “interino”.

La realidad es que el Banco de Inglaterra lisa y llanamente realizó un verdadero atraco, apropiándose del oro guardado en este país como parte de las reservas de Venezuela. Dicho oro no estaba depositado en Inglaterra como parte de alguna garantía de préstamo. Pero con la arrogancia imperialista típica de los piratas ingleses, el Banco de Inglaterra tomaba esa decisión después de que altos funcionarios de EEUU “presionaran a sus contrapartes británicos” para que “ayuden” a cortar el acceso del Estado venezolano a sus activos en el extranjero.

En tal sentido, este lunes el Ministerio de Relaciones Exteriores británico declarara que "El gobierno del Reino Unido tiene claro que Juan Guaidó ha sido reconocido por el Gobierno de Su Majestad desde febrero de 2019 como el único presidente legítimo de Venezuela", luego de ser invitado por el Tribunal Supremo de dicho país a aclarar su posición antes de inicio del juicio por la potestad del oro.

Es más que claro que esta decisión del gobierno británico se enmarca en la continuación de los actos imperiales que se vienen desarrollando, donde con descarada prepotencia de estos países, deciden por cuenta propia quiénes son los representantes del país, y más aún determinar quienes administran los recursos propios del Estado venezolano. Esto se hace al mismo tiempo en que aplican sanciones económicas contra el país, buscando también repuntar la alicaída figura de Guaidó que pasa en su nivel más bajo en el plano nacional.

Si bien lo decidido por el Gobierno de Inglaterra no es algo nuevo y ya lo han hecho con respecto a otros países, lo que es claro es que “Su Majestad” y un juez de la corona imperial británica deciden quién es el Presidente de un determinado país, pareciendo que se volviera a la época imperial inglesa del siglo XIX y buena parte del siglo XX.

De paso, si el argumento es la corrupción, por decisión del imperio británico se les entregaría el control a unos personajes que están llenos de escándalos que han saltado en los últimos tiempos, justamente con los recursos que en teoría eran destinados para “ayuda humanitaria”. Por ejemplo, hay una gran interrogante sobre el manejo de Citgo y sus ganancias, y sin hablar de las cuentas líquidas confiscadas.

Cuando apenas Guaidó llevaba 10 meses de su “automandato” interino ya le habían explotado más escandalosos casos de corrupción que a cualquier otro gobierno realmente electo. Todo un récord en la materia, pues por lo general las ollas se comienzan a destapar pasado bastante tiempo. Para quienes nunca han tenido las riendas del Estado, pero si el manejo se cuantiosas cantidades de dinero llegadas en carácter de “ayuda”, por ejemplo, se trata de una marca que no había sido superada, tal como lo hemos explicado en el artículo titulado “Guaidó en problemas: escándalo de corrupción en la oposición de derecha venezolana”.

Si sobre el Gobierno de Maduro por supuesto pesa un gran cuestionamiento porque no existe la mínima transparencia de cómo administra los recursos por lo innúmeros casos de corrupción, y esto estando en el propio territorio nacional, objetivamente la falta de transparencia de los recursos que administra el sector de Guaidó, es incluso mucho más grande porque no hay organismos de control de ningún tipo que incluso los puedan auditar.

Pero la cuestión de fondo no está en la preocupación de las potencias imperialistas de los usos del dinero, menos aún la cuestión de la corrupción. Si fuese por eso, alegatos tiene para no traspasar los recursos a Guaidó. El asunto central es la intromisión y la petulancia imperialista, determinando jurisprudencias supranacionales sobre otros países, cuando le convengan a sus intereses y apetencias políticas, acciones típicas de potencias dominantes.

Estamos así ante un acto más de prepotencia imperialista. Aquí no se trata de mayor o menor legitimidad del gobierno de Maduro, se trata de que una potencia imperial, en función de su parecer y sus intereses, se arrogue el derecho de definir quién es el gobierno de otra nación y de confiscar o arrebatarle recursos con argucias dizque “legales”. Actúa con su poder imperialista para favorecer a la fracción política que le simpatiza.

Como hemos enfatizado en numerosas ocasiones desde este diario, quienes desde la clase trabajadora y desde la izquierda enfrentamos al gobierno hambreador y represivo de Maduro, condenamos y rechazamos también, totalmente, las agresiones imperialistas contra el país, las confiscaciones de los activos y bienes extraterritoriales de Venezuela y repudiamos a la oposición tradicional proimperialista que se hace parte de esas maniobras antinacionales.

Existe una gran cantidad de recursos confiscados por las potencias imperialistas, cuando justo vivimos en medio de una catástrofe económica y social agravada por la pandemia. Con esos recursos se pueden atender todas las necesidades más apremiantes del pueblo para hacerle frente, por ejemplo, a la pandemia y un plan de vacunación masiva para todos y todas, que junto a la repatriación forzada de todos los capitales fugados y de impuestos a las ganancias y grandes capitales nacionales y extranjeros, se puede organizar todo un plan de emergencia donde todos los recursos estén bajo la fiscalización y el control del pueblo trabajador, y no en las manos de un gobierno corrupto y represivo. (LID) Por Milton D’León

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