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Realidad mata relato.PBA: Promesas de campaña y la realidad de las infancias hoy

Sin dudas, la actual crisis global que se profundizó con la pandemia obliga a resignificar las condiciones de vida de las infancias y adolescencias, e incluso poner sobre la mesa la evolución de algunos de los indicadores considerados periódicamente en los informes del INDEC, del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia o de Organismos internacionales como UNICEF anteriores a la pandemia.

26 de julio de 2021

De acuerdo a los datos difundidos esta semana por el INDEC correspondientes al primer trimestre del año, una familia requirió $66.488 para no ser pobre, una cifra que equivale tres veces el salario mínimo. El mismo informe señala que en Argentina, el 60% de quienes trabajan ganan menos de $40.000.

En medio de las elecciones escuchamos slogans de campañas de quienes vienen gobernando en las últimas décadas, donde sostienen que a través de programas y políticas sociales van a combatir el hambre de los niños, niñas y adolescentes del país. Sin embargo, con estos datos, ¿Cómo es posible que eso ocurra?.

Según datos de UNICEF, el gobierno de Cristina Kirchner terminó con cuatro millones de niños y niñas en la pobreza. Según su propio índice multidimensional, tres de cada 10 niños en el país eran pobres a fines de 2015; pese al crecimiento económico de la década, 1,1 millón vivían en la pobreza más extrema. Los únicos ganadores de la década fueron los grandes empresarios, que como la propia ex presidenta aseguró: “Se la llevaron en pala”.

Años atrás recordábamos en este medio las enormes ganancias que obtuvieron las empresas y los dueños de la tierra durante su mandato: 3,6 veces respecto al período previo, según Juan Iñigo Carrera, se multiplicó la tasa de ganancia anual de los capitalistas industriales respecto a la década del ´90. Así también, la tasa de ganancia sobre el capital fijo estuvo por encima del 22 % en todo el período kirchnerista, lo que contrasta con relativamente bajos niveles de inversión privada en relación al PBI.

La pobreza tiene distintas y graves consecuencias, como la falta de acceso a un derecho elemental, como tener una vivienda digna. Durante los tres mandatos de Nestor y Cristina Kirchner se intentó mostrar que fueron el gobierno que más viviendas construyó, pero esta como otras afirmaciones es falsa.
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La ex presidenta había asegurado en un acto en Casa Rosada en el año 2011: “Somos el Gobierno que más viviendas construyó en la historia de la Argentina. En nuestra gestión hicimos 800 mil viviendas”.

Pero de acuerdo a datos de la Secretaría de Obras Públicas de la Nación, si se suman las llamadas soluciones habitacionales terminadas (viviendas y mejoramientos), las que estaban en ejecución y aquellas a iniciar, el resultado total que se obtiene es la cifra mencionada por la ex Presidenta: 856.143.

Mientras la crisis económica empeora, la difícil situación habitacional de las infancias, adolescencias y sus familias, cada región del país tiene sus particularidades. Una de las regiones en peores condiciones es el Gran Buenos Aires, que concentra el 33,3% del déficit total de viviendas. Las tomas de terrenos que se extendieron en los últimos meses son expresión de un gravísimo problema que afecta a más de 4 millones de familias en todo el país.

“ Juntos por el cambio”

Uno de los spots de la campaña del gobierno de Mauricio Macri y Maria Eugenia Vidal durante las elecciones de 2015 fue, justamente, el de “Pobreza Cero”. Sin embargo, como es sabido, los niveles de pobreza no sólo no disminuyeron, sino que aumentaron .

Durante el gobierno de Cambiemos las políticas destinadas a las infancias y adolescencias experimentaron un proceso regresivo. Se redujeron en términos reales políticas como, la Asignación Universal por Hijo en un contexto de incremento de la vulnerabilidad social y económica.

Al finalizar el gobierno del empresario Mauricio Macri, en el tercer trimestre de 2019, el 40,8% de la población del país se encontraba bajo la línea de pobreza. Mientras que el 59,5% de los niños, niñas y adolescentes no llegaba a cubrir la canasta básica total, sumergidos en la pobreza. De este total, el 15%, ni siquiera podía cubrir sus necesidades alimentarias, lo que en concreto implica de 1 cada 100 niños y niñas.
El informe del último trimestre de 2020 presentado por el INDEC, revela un preocupante aumento de la pobreza en menores de 14 años de todo el país, que alcanzó el 62,9 % en ese periodo. Con un 72, 7 %, el Gran Buenos Aires concentra la mayor parte, y le sigue Resistencia-Chaco con el 72,4%, San Luis, Mar del Plata, 69,3% y Corrientes 68,9%.

Frente de todos

El Frente de Todos de Alberto Fernandez desarrolló como slogan “ Hambre Cero” y lanzaron su programa “Argentina sin Hambre”. Nada nuevo, es más de lo que ya se viene haciendo desde hace décadas. Este plan se propone “regular precios” sin embargo en nuestro país el costo de la canasta que mide el umbral de la indigencia, subió 57,6 % en un año.

Otra medida que contempla dicho plan, es la ampliación de la Tarjeta Alimentar, la cual otorga un monto de 4 a 6 mil pesos para madres con hijos menores de 6 años. Sin embargo, un relevamiento realizado por UNICEF sobre el impacto de la segunda ola sostiene que se duplicó la cantidad de hogares que se endeudan para comer.
Además, una de las patologías que afecta a los niños es la denominada “desnutrición oculta”, es decir, la anemia por falta de proteínas y hierro debido a una mala nutrición. Las infancias menores de 5 años con baja talla por déficits nutricionales aumentaron de 2005 a 2019 de un 4,2% a un 7,9%.

Estas cifras tienen consecuencias concretas, son niños y niñas que ni siquiera pueden hacer dos comidas diarias, y mucho menos con alimentos de calidad y de acuerdo a su etapa de desarrollo. La falta de acceso a algo tan básico como una alimentación adecuada, se combina con otros problemas profundos que impactan todos los días en sus vidas y las de sus familias.

Entre ellos, el problema habitacional que se recrudeció durante la pandemia, entró en escena para dejar a la luz un drama que afecta a más de 4 millones de familias. Tomas de terrenos como medida desesperada para tener un pedazo de tierra en el cual vivir, como la de Guernica, se expandieron en varios lugares del país. La respuesta estatal a este gravísimo problema que afectó a alrededor de 3.000 niños y niñas en esta toma, ha sido calificar de ilegales los reclamos, amenazando con institucionalizarlos y finalmente reprimiendo. A pesar de esto las familias siguen organizadas en la Asamblea para luchar por trabajo y tierra para vivir.

Realidad mata relato

La provincia de Buenos Aires es una de las más ricas, pero sin embargo es una de las zonas del país con más altos índices de pobreza infanto juvenil. En la provincia gobernada por Axel Kicillof tres de cada cuatro niñas y niños son pobres.

Sólo por mencionar a uno de los partidos bonaerenses con mayor cantidad de habitantes como es La Matanza, hay 129 barrios vulnerables y es el distrito con más asentamientos informales de toda la Provincia de Buenos Aires. Como indica el Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (RPPVAP), hay 55.393 familias viviendo en condiciones de vulnerabilidad. Pero esta realidad que echa por tierra cualquier relato se replica en otros municipios del conurbano bonaerense, y también en otras provincias del país, muchas de ellas gobernadas desde hace décadas por el peronismo.

Sin ir más lejos ese partido gobernó la provincia de Buenos Aires desde el 83 hasta hoy, salvo los nefastos cuatro años de María Eugenia Vidal, que si bien agudizó estos problemas y también es responsable, durante 30 años el peronismo mantuvo en la pobreza al menos al 30% de las infancias y adolescencias.

La pandemia por el coronavirus y las medidas de confinamiento que llevaron a cabo los distintos países provocaron problemas económicos y sociales en todo el mundo, entre ellos, un incremento en la cantidad de hogares que presentan inseguridad alimentaria, es decir que tienen "disponibilidad limitada e incierta en cantidad y calidad de los alimentos que permiten cubrir los requerimientos nutricionales de los individuos".

Si bien el relato oficial apunta afirmar que gobiernan para lograr un país más equitativo, con más inclusión y con oportunidades para todos y todas, la realidad echa por tierra esas afirmaciones. A pesar de la alarmante situación de las infancias y adolescencias en la provincia de Buenos Aires, ayer se conocieron dos datos que son el reflejo de cuál es la política de Axel Kicillof.

Lejos de anunciar medidas concretas y de fondo para hacer frente a la grave crisis social, anunció que la provincia de Buenos Aires sigue renegociando con sus acreedores una deuda por USD 7.148 millones, cifra que se extiende hasta rondar los USD 7.700 millones si se suman los intereses.

Como publicamos en este diario, ni bien iniciada su gestión y previo al estallido de la pandemia, Kicillof ya había pagado a los bonistas alrededor de 300 millones de dólares. Con este principio de acuerdo anunciado ayer (al que todavía no entró una gran parte del Grupo Ad Hoc) el gobierno provincial -siguiendo los pasos del ministro de Economía Martín Guzmán- convalida una deuda odiosa, que como sucede siempre, no fue utilizada para beneficiar al pueblo trabajador que sí la terminará pagando con su esfuerzo, en favor de un puñado de especuladores. Una verdadera hipoteca por 25 años para todas y todos los bonaerenses.

Casi en simultáneo, el Ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni, anunció este miércoles que se destinarán 1600 millones de pesos para la construcción de 20 compañías en la Escuela de Policía Juan Vucetich, con el objetivo de duplicar la cantidad de efectivos. Medida que demuestra cómo el gobierno se prepara ante la agudización de la crisis social.

Ni el peronismo ni la oposición de derecha

Tanto los distintos gobiernos peronistas como la derecha de Juntos por el Cambio han demostrado cuando gobernaron que sus prioridades nada tienen que ver con tomar medidas de fondo para paliar esta grave situación.

A lo largo de todos estos años el drama de la falta de vivienda, de poder cubrir las necesidades básicas, el desempleo, los trabajos precarios, son consecuencia de políticas que sólo garantizan enormes ganancias para un pequeño sector, mientras la mayoría sufre en carne propia vivir sin acceder a derechos fundamentales.

En estos meses distintos sectores de trabajadores y movimientos sociales llevaron a las calles sus reclamos, que van de la mano también con la lucha por terminar con la situación de pobreza de las infancias y adolescencias. Muchos de esos niños y niñas son sus propios hijos e hijas y como muestran los datos incluso teniendo trabajo, poder garantizar lo elemental resulta imposible.

Ante la crisis que se profundiza, más que nunca es necesario fortalecer una tercera fuerza, como la unidad de la izquierda, para que la bronca y el descontento no sean capitalizados por la “nueva” derecha y para que las infancias y adolescencias dejen de ser un “ discurso” en la campaña electoral y puedan garantizarse todos sus derechos. (LID) Por Alicia Ciciro / Nancy Méndez

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