El Hospital Dr. Joaquín Castellanos de General Güemes atraviesa una grave crisis energética y estructural en plena ola de frío polar.
A través de una circular interna firmada por la Gerencia General y el sector de Mantenimiento, las autoridades dispusieron severas restricciones al uso de calefactores eléctricos en todo el edificio, con el objetivo de evitar una sobrecarga en las líneas de suministro y prevenir posibles incendios.
La medida, que busca “optimizar el uso eficiente y responsable de la energía eléctrica”, responde a la antigüedad de la infraestructura del hospital, cuya construcción data de hace más de 80 años, y al colapso de una red eléctrica que no da abasto con la demanda actual. En ese contexto, se restringió el uso de aire acondicionado, estufas eléctricas y caloventores, recomendando además desconectar todo aparato eléctrico no esencial y utilizar únicamente ambientes climatizados en uso.
Sin embargo, la decisión encendió la bronca del personal sanitario. Según relató el periodista local Ángel Teseyra a Nuevo Diario, muchos trabajadores se niegan a acatar la orden y aseguran que “se van a morir de frío en el hospital”. De hecho, algunos empleados continúan usando estufas a gas en las salas, a pesar de la prohibición. “El clima interno está muy tenso. Ya hay una actitud de rebeldía. Y no es solo por el frío. A los enfermeros de guardia les cortaron la comida. Solo reciben alimento los médicos y los choferes de ambulancia. Encima, eliminaron la carne de los menús del hospital”, denunció Teseyra, quien también reveló que incluso los médicos armaron un grupo de WhatsApp irónicamente llamado “Médico vegetariano” para visibilizar la situación.
El deterioro no es solo energético o alimentario. El periodista denunció además el grave estado edilicio del hospital: baños inhabilitados, techos con filtraciones y áreas que se inundan los días de lluvia.
“Se llueve más adentro que afuera. El hospital está atado con piolines. Lo único nuevo que se hizo fue un quirófano. El resto está completamente abandonado”, aseguró.
En cuanto al servicio de emergencias, actualmente cuenta con solo tres consultorios y dos médicos clínicos por guardia. “Cuando la situación se complica, el jefe de guardia deriva a Salta, pero no siempre ocurre. Algunos pacientes quedan allí y después pasan cosas graves”, lamentó Teseyra.
Mientras tanto, el hospital intenta evitar colapsos mayores con medidas de emergencia, aunque a costa de enfrentar un conflicto creciente con su propio personal. En un contexto de baja inversión, precariedad estructural y temperaturas extremas, la salud pública en General Güemes parece sostenerse a fuerza de resistencia más que de políticas efectivas.
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