Dicen que a las cosas, uno llega a conocerlas con el tiempo.
Enriqueta me diría “todo bien, pero mis hijos hace 6 años que no tienen un papá”. Y me quedo sin palabras.
A la viuda de Aníbal Verón la conocí en la ruta. En la 34, la misma donde perdió al amor de su vida, al padre de sus hijos. Me habían mandado con un camarógrafo al corte de ruta, unas horas después del asesinato.
Lo velaron ahí mismo, bajo una tienda. Hacía calor. Un calor insoportable.
Enriqueta caminaba, dolorida, con los pies sobre el asfalto, de la mano de sus amigos y familia. Todos lloraban. Yo intentaba hacer la nota sin hacerme notar. Y las lágrimas se confundían con la transpiración. En realidad, todo era confusión: Aníbal estaba, tan solo, reclamando por volver a laburar en Atahualpa, de donde lo despidieron por pedir un salario mejor.
Hacía lo mismo que yo hago con mis compañeros de trabajo, al menos, dos veces al año. ¿Lo podés creer? Estaba reclamando un salario mejor. Y lo mataron.
Volví a entender todo cuando un día estaba en otra ruta y vi su nombre en una pancarta que avanzaba. Es que, dicen, a las cosas se las conoce en el tiempo.
Era el Puente Avellaneda, el que cruza el Riachuelo y une la ciudad de Buenos Aires con el sur del conurbano bonaerense. Me acerqué a los manifestantes. Ellos no la conocían a Enriqueta. No sabían de su dolor, ni cómo enterró a su único amor en un cementerio de la ciudad de Tartagal.
Pero su nombre, fue con el tiempo, convirtiéndose en sinónimo de lucha, convencimiento y concientización.
¿Y podés creer que el juez Cornejo, el que ordenó la represión, siga como si nada? Y, sí. ¿Y el gobernador Romero? ¿Y el policía? Lo mismo.
Pero me decís que pasaron ya seis años. Sí, seis años. Y antes dijiste que a las cosas se las conoce mejor con el tiempo. Y antes me dijiste que justicia significa nada más que “dar a cada quien lo que le corresponde”.
¿Qué les corresponde a los que apartaron a Enriqueta de su compañero y a esos chicos de una figura paterna?
Si Enriqueta y sus hijos perdieron a Aníbal; esa mujer hace seis años que vive como puede y esos chicos hace seis años que crecen sin un papá... ¿Cómo puede ser que todo siga igual?
No todo sigue igual
Aníbal marcha todos los días por las principales ciudades del país, orgulloso de su estirpe salteña, de su condición de trabajador, diciéndole a todos, que la lucha que comenzó con algunos compañeros, en el norte rico y reprimido, continua viva en cada una de las calles de la Argentina.
Dicen que a las cosas se las conoce mejor con el tiempo. Que el tiempo cura. Que el tiempo despeja. Pero el tiempo empeora todo, cuando pasa, y la justicia no llega.
A seis años, un crimen impune. Una esposa sin su compañero. Hijos sin papá.
Y Aníbal Verón que marcha.
Dicen que a las cosas se las conoce mejor con el tiempo.
Con el tiempo, su ejemplo se multiplicará. Engendrará y dará cariño a otros hijos y consuelo a otras tantas esposas.
Foto de Portada: Enriqueta Gómez viuda de Verón junto a uno de los hijos
* Periodista de los noticieros de América TV.
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