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Juan Manzur, un “mal menor” que mantiene a Tucumán sumergida en la pobreza y la precarización

¿Qué locura es esta? es una pregunta que podría hacerse ante el panorama de las elecciones tucumanas. La provincia tiene el régimen electoral más trucho del país, con una cantidad de “acoples” y boletas que si se juntasen todas en filita india, llegarían desde San Miguel hasta Brasil.

6 de junio de 2019

Los acoples, recordemos, son un sistema más confuso que las famosas colectoras, porque permiten a los candidatos ir pegados a las fórmulas que quieran y repetirse en diferentes listas.

En esa locura de acoples del acople, se da una situación bastante particular. Cualquiera pensaría que si hay tantas listas, es porque hay muchas opciones para votar. Pero en Tucumán la cosa funciona al revés.

En la próximas elecciones habrá nueve candidatos a la gobernación. Sin embargo, gracias al sistema de acoples, los montones de boletas que marean al votante suman porotos fundamentalmente para cuatro personajes: Juan Manzur, José Alperovich, Silvia Elías de Pérez y Ricardo Bussi.

En Tucumán se dan situaciones como la siguiente: uno podría votar una lista peronista llamada “P.E.R.O.N” (existe posta) y estar en realidad aportando votos a la cambiemita de Silvia. Si no se dieran ese tipo de situaciones paradójicas, el acople no funcionaría. Si en la antigüedad todos los caminos conducían a Roma, en Tucumán todos los acoples conducen a alguna de estas cuatro opciones.

Pongamos otro ejemplo. En la localidad de Simoca, un mismo candidato a Intendente irá pegado a la fórmula de Manzur, de Alperovich, de Elias de Pérez, de Bussi y de García (radical). O sea, una misma persona va acoplada a cinco candidatos a gobernador distintos. Fantástica trampa para asegurarse un cargo. No hay ideas o proyectos comunes. Esta carrera del acople funciona a pura calculadora.

Y qué decir de esos cuatro candidatos a la gobernación, quienes reciben los votos que le llegan a través de esos miles de senderos de listas repartidos por toda la provincia, gracias al acople. Comparten algunos valores que permiten ubicarlos dentro de Jurassic Park: algunos dicen públicamente que van a “gobernar desde la comisaría”, como la Silvia o el José. Hacen apología de las torturas de la dictadura, como Bussi o quieren obligar a niñas de 11 años a ser madres y rechazan la educación laica, como Manzur.

¿El mal menor o el dinosaurio más chico?

En el medio de tanto corrimiento a derecha no pueden dejar de aparecer quienes encuentran con lupa el mal menor. Para un sector del kirchnerismo, aparentemente sería miope quien no viese que Manzur es el “menos malo” de todos: después un facho que reivindica la dictadura, una señora de Cambiemos y un exgobernador que hasta hace una semana era el candidato de CFK.

Pero miren ustedes cómo todo es más complejo, porque Manzur se anotó primero en todas las peores del macrismo: pacto fiscal, reforma previsional, el blanqueo y los superpoderes. Así, un mal menor en cuotas puede garantizarle lo necesario a los males mayores. Ya lo ha dicho el mismo gobernador, en tiempos electorales “todos hacen un poco de pirotecnia verbal”. El resto del tiempo es un fiel sirviente del ajuste nacional.

Manzur sabe ubicarse como el mal menor. Con "¿Qué locura es esta?", preparó lo que hoy es su principal discurso. "Si con Macri la provincia se mantuvo, con un gobierno peronista haré maravillas”.

Un niño llora de hambre frente al Concejo Deliberante de Concepción, pero la provincia "se mantuvo". Los punteros peronistas dicen que le dieron trabajo a la madre del niño. La mujer denuncia que eso es mentira y a la semana le desvalijaron la casa. Si, definitivamente, la provincia "se mantuvo" y Manzur hará maravillas.

Juan Manzur es el gobernador de una las provincias más pobres del país. Es a la vez la provincia de las multinacionales del limón, el arándano y el azúcar. El jardín de la república, donde abundan el trabajo golondrina y donde la precarización laboral alcanza al 75 % de la juventud. Esta semana el gobernador fue un poco más allá en el beneficio a los empresarios. A través de un nuevo decreto, si la industria del citrus ya tenía de alícuota 0 % (impuestos), ahora los exportadores del arándano también gozarán del beneficio. Mientras, cualquier familia trabajadora tiene que pagar el IVA cuando va a comprar el pan.

Cuando Manzur dice que está “cuidando el trabajo” de los tucumanos, en realidad está aumentando las ganancias de las patronales como “ArgentiLemon” o de los Lucci, una de esas familias que sale en la revista Forbes por estar entre las 50 más ricas del país. Quedan claras las prioridades: hay niños que pasan hambre, familias enteras que no pueden soportar los tarifazos, pero el estado provincial “afrontará la pérdida de la alícuota del arándano” para que los “pobres” Lucci ganen un poco más. Menos mal que Juan es una “víctima del macrismo”, sino deberíamos juzgarlo por estos actos.

Nuestras prioridades son otras

Las elecciones son este domingo. Amplios sectores aún no tienen definido a quién votar. En las calles, en las aulas de las facultades, en las fábricas, se siente la bronca contra esta casta de derechistas, garantizadores del ajuste. Las consecuencias del saqueo se sienten duramente en la provincia. Todos los candidatos dicen que lo rechazan, mientras en la provincia lo aplican a rajatabla desde la Legislatura y los Concejos Deliberantes.

No dicen nada muy certero, “cuidando el futuro” suena muy hueco cuando la principal preocupación es poder llegar a pagar la luz. No pueden decir lo que harán, todos acuerdan en el sometimiento al FMI y sus planes. Frente a esta situación los aparatos del PJ y Cambiemos actúan día y noche, haciendo mil promesas o presionando con los remedios, la obra social o el trabajo a miles de familias.

La regimentación en los barrios se pone densa. ¿Qué locura es esta? Es la de los aparatos que buscan elegirse a como dé lugar. El camino de la resignación acepta todo esto como natural. Pero no lo es.

El rechazo de amplios sectores de jóvenes a este orden de cosas muestra que la olla a presión ya no aguanta más. Familias que tienen que vivir sin luz porque no pueden pagar. Jóvenes sin trabajo. La peor cara de la negación del presente se descarga sobre la juventud.

La izquierda es la única fuerza que plantea una salida. Construir un futuro donde no haya niños con hambre. Donde no haya más niñas obligadas a ser madres.

Primero están nuestras vidas, las de los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, no las ganancias de los empresarios, no el FMI que quiere hambrearnos para que le paguemos la deuda. El Frente de Izquierda es la única fuerza política que plantea derrotar el plan de Macri, el FMI y de gobernadores como Manzur, que dicen que “cuidan el futuro” cuando en realidad nos están robando el presente.

Para finalizar, lo realmente loco sería que la juventud se resigne a votar por alguno de estos dinosaurios, celestes, ajustadores, hambreadores. En vez de apostar por una fuerza que lleva en sus listas a jóvenes, trabajadores y mujeres como Alejandra Arreguez. Que lucha todos los días contra la opresión y la miseria que generan los empresarios y sus partidos.

Yo no me resigno a toda esta locura ¿y vos?
Por Mariana Barbero (LID)

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