Crisis silenciosa en los mercados: hay frutas y verduras en abundancia, pero el consumo no repunta en Catamarca

Puesteros del Mercado de Abasto alertan por sobreoferta, cambios en el consumo y márgenes de ganancia cada vez más ajustados.

Mientras los mercados ofrecen frutas y verduras frescas, abundantes y a precios históricamente bajos, la demanda no acompaña. Así lo advierten comerciantes del Mercado de Abasto de Catamarca, que ven cómo se acumula mercadería sin rotación, con márgenes que ya no cubren los costos básicos. En el caso de la papa, por ejemplo, los bolsones van desde los $2.500 hasta los $5.000, valores muy por debajo de los del año pasado, cuando se pagaban hasta $15.000. Sin embargo, las ventas avanzan con lentitud y el escenario preocupa.

La baja de precios no es casual: responde a una superproducción simultánea en varias provincias. Productos como el tomate están saliendo al mismo tiempo desde Mendoza, Tucumán, Jujuy, Salta, Corrientes y Buenos Aires, lo que genera un exceso de oferta que no encuentra un mercado dispuesto a consumir al mismo ritmo. “La gente compra lo justo y opta por lo más barato”, explican desde los puestos, marcando una clara preferencia por productos de temporada y bajo costo, como las mandarinas.

A esto se suma un cambio profundo en la forma de pago: gran parte de las operaciones se realiza mediante transferencias o billeteras digitales. Si bien esto moderniza el circuito comercial, también genera una percepción errónea de falta de dinero circulante, que afecta la dinámica diaria del intercambio. Aun así, los puesteros intentan sostener sus negocios con promociones y ajustes constantes, en un contexto donde la rentabilidad es mínima y el sobrestock obliga a rematar productos para evitar pérdidas

El panorama se vuelve crítico si se considera que algunos productores ya evalúan abandonar la actividad ante precios que no cubren ni los costos de siembra. La crisis, como señalan los propios trabajadores del mercado, no es de oferta sino de bolsillo: hay alimentos en cantidad y a buen precio, pero el poder adquisitivo de las familias no permite aprovechar esta disponibilidad. Así, la cadena de producción y comercialización se tensa peligrosamente, con riesgos concretos para su sostenibilidad a mediano plazo. (Inforama)