Era diputado nacional, cuanto el presidente lo convocó para comandar la cartera laboral. No son sus cualidades académicas, ni su labor parlamentaria lo que más llama la atención de su trayectoria, sino ser el hijo del tristemente famoso burócrata sindical y funcionario Jorge Alberto Triaca.
Seguramente su designación tenga como objetivo darle un claro mensaje a los trabajadores, sobre todo teniendo en cuenta los planes de ajuste del gobierno de Cambiemos. Para darnos cuenta, detengámonos en el curriculum de “Jorge padre”. Durante la dictadura, como dirigente gremial fue “participacionista”, encabezó la Comisión de Gestión y Trabajo para dialogar con el gobierno militar, en contra de quienes emprendían las primeras medidas de oposición. Participó de la asunción del genocida Mario Benjamín Menéndez como gobernador de las Malvinas.
Cuando declaró en el Juicio a las Juntas negó, con cinismo, conocer “casos de trabajadores desaparecidos”. En 1989 se convirtió en el ministro de Trabajo y jugó un rol clave en las privatizaciones de Carlos Menem. En mayo de 1991 asumió, sin dejar su cargo, como interventor de Somisa, la empresa siderúrgica estatal, que estaba en proceso de privatización ofreciendo retiros voluntarios a mansalva. Finalmente SOMISA fue vendida (rematada) a un 10% de su valor. Su accionar tuvo su recompensa. Pasó a ser propietario de un haras de caballos de carrera, gerenció el restaurant Hipódromo de San Isidro y se convirtió en el primer dirigente sindical socio del exclusivo Jockey Club. De tal palo tal Astilla Si bien el curriculum de “Jorge hijo” es breve, no es por eso menos interesante. Entre 1996 y 1998 fue consultor del programa “Reforma de la Administración Pública” (es decir, de privatizaciones y desguace del Estado) que dependía del ministerio de Economía. En 2003 ingresó al Pro. Formó parte del think-tank macrista “Fundación PensAR”.
Fue electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en 2009 y reelecto en 2013. Ni bien asumió avaló la represión a los obreros de Cresta Roja. Es uno de los responsables del tendal de más de 120 mil despidos. Los propios trabajadores de su ministerio se encuentran en plan de lucha contra los despidos en esa área. Justificó los despidos y calificó de “fantasmas que ni siquiera vinieron a reclamar por su condición laboral” a los despedidos. En su portal hace “su” balance de la dictadura: “Eran tiempos difíciles, el sindicalismo argentino buscó articular con las fuerzas de la producción y el gobierno en busca de una concordia y una paz social que se pusiera al servicio de la reconstrucción nacional”. Sin duda, las tradiciones familiares pesan.
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