La desocupación alcanzó al 19,2% de mujeres y 15,1% de varones jóvenes, escalando al porcentaje más elevado desde la crisis de pandemia.
Los últimos datos del mercado laboral ratifican una realidad que preocupa: los jóvenes argentinos enfrentan mayores niveles de desocupación que hace solo un año atrás al punto de que, en la administración libertaria, el desempleo juvenil tocó el pico más alto para un primer trimestre, de los últimos cuatro años. Como resultado, este segmento etario más que duplicó la tasa de desempleo general mientras casi un 60% trabaja en la informalidad. Esta problemática implicó también un incremento de la pobreza: dos de cada tres jóvenes no lograron cubrir la canasta básica total.
En detalle, la tasa de desempleo de las mujeres jóvenes fue del 19,2% en el primer trimestre del 2025, lo que implica 1,9 puntos más que en igual periodo del año pasado, siendo el segmento con mayor alza interanual entre la población desempleada. Por su lado, en los varones jóvenes la desocupación fue del 15,1%, (+1,0 punto vs. 1T2024) esto es, 7,2 puntos más alta que la tasa general. En otras palabras, ser joven en Argentina implica tener cada vez menos posibilidades de conseguir un trabajo para subsistir.
Esto ocurre en una coyuntura nacional donde, tras un año de gestión de Javier Milei, el aumento de la desocupación, la subocupación y la ocupación demandante elevó la presión sobre el mercado laboral dando cuenta de amplios segmentos de la población que se ven en la urgencia de complementar ingresos laborales y que enfrentan peores condiciones de contratación: entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 se perdieron casi 200 mil puestos registrados, a la par que creció el número de monotributistas (+75 mil)—muchos en condiciones de fraude laboral—y la informalidad escaló al 42%.
Lejos de poder revertirse en lo inmediato se estima, además, que la situación podría empeorar si el gobierno insiste en limitar los aumentos salariales para contener la inflación, es decir, sostener el ancla salarial a costa del menor consumo y acceso a bienes esenciales de la población. Se suma el impacto de la reforma laboral aprobada el año pasado en la "Ley Bases" y que, lejos de los argumentos del oficialismo sobre el impulso a más empleo, terminó por precarizar aún más el ingreso a un trabajo (extensión del periodo de prueba), fomentar la no registración (monotributo en lugar de relación de dependencia) y facilitar el despido (reemplazo de indemnizaciones). De hecho, esta semana la Comisión Nacional de Valores (CNV) reglamentó los instrumentos que permitirán reemplazar las indemnizaciones por despido por fondos comunes y fideicomisos financieros, a partir de los que el monto a cobrar por el trabajador pasará a depender del resultado de inversiones financieras, sin responsabilidad del empleador.
Dura realidad
En Argentina viven más de siete millones de jóvenes (24,5% del total) que estudian, trabajan y cuidan, aunque no lo hacen en las mismas condiciones que la población de mayor edad. Al respecto, los últimos datos del mercado laboral (EPH- INDEC) muestran la dura realidad que atraviesan: menos empleo, más precariedad y pobreza creciente. En concreto, este grupo etario (considerando la franja de 14 a 29 años que toman las mediciones oficiales) registra históricamente tasas de actividad y empleo más bajas que las de la población total. Por un lado, la tasa de actividad de las y los jóvenes fue, en el primer trimestre del 2025, del 52,9% entre los varones y del 42,3% entre las mujeres, ubicándose 17,3 y 9,3 puntos por debajo de las tasas totales para varones y mujeres, respectivamente.
En cuanto al empleo, las tasas de 44,9% (varones) y 34,2% (mujeres) quedaron 20,4 y 12,7 puntos por debajo de la población total de cada sexo considerado. En relación, un factor no menor tiene que ver con que, al igual que lo que ocurre en el conjunto de la economía, las brechas de género también se reproducen en la población juvenil y ello se comprueba en que el 45% de los varones jóvenes que dijo tener trabajo mientras que solo el 34% de las mujeres jóvenes tuvo empleo.
La menor estabilidad laboral va de la mano de mayores niveles de desocupación que tanto en mujeres como en varones jóvenes llega a duplicar a la población general. De hecho, en el inicio de este año la tasa de desocupación más alta fue justamente la de la población joven. En detalle, el desempleo de las mujeres jóvenes se posicionó en 19,2% en el primer trimestre del 2025, esto es 1,9 puntos por arriba de igual periodo del 2024, siendo además 11,3 puntos mayor a la desocupación total. Este segmento evidenció el mayor incremento interanual en la población desempleada al comienzo de este año. Por su parte, la desocupación en varones jóvenes fue de 15,1%, (+1,0 punto vs. 1T2024), esto es 7,2 puntos más alta que la tasa a nivel general
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