Las estadísticas muestran un crecimiento del consumo privado del 11,6% en el primer trimestre respecto al año anterior, mientras los salarios e ingresos fijos no se recuperan y las familias no llegan a fin de mes. Detrás de explicaciones técnicas, una economía a dos velocidades y un consumo al que pocos acceden. Festival de importaciones, récord de turismo y compras en el exterior en el espejismo del "dólar barato".
Un conductor de un programa de noticias de consumo masivo explica que "3 de cada 10 argentinos gasta más de lo que gana". Depende cuál es el nivel de gasto y cuál el de ingresos, podría decirse o bien que a los argentinos nos gusta derrochar o mantener un consumo irracional, o bien que el nivel de ingresos es tan bajo que no se llega a fin de mes y es necesario "pedir de prestado" para sobrevivir. ¿En cuál de los dos países estamos?
Las estadísticas del Indec arrojaron un crecimiento inédito del consumo privado (componente muy importante en el PBI): +11,6% interanual en el primer trimestre de 2025 contra el mismo trimestre del año anterior. Claro, en ese momento el derrumbe del consumo tras la devaluación y el hundimiento económico fueron muy grandes, lo que baja la base de comparación y podría hacer perder la perspectiva. Pero más allá de ello, el nivel del indicador de consumo sigue siendo alto en relación a los últimos años (5 puntos por encima del promedio del récord de 2013). La pregunta persiste, ¿quién está consumiendo? ¿donde están esos consumidores? No se ven en los supermercados, ni en los shoppings, ni en los restaurantes, ni en el pequeño comercio.
Las ventas en supermercados tuvieron un crecimiento mucho menor, de 2,9% interanual en el acumulado del primer trimestre, también según el Indec. Según la CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa) las ventas minoristas efectivamente tuvieron un repunte en el primer trimestre, con incrementos interanuales de 25,5% en enero, 24% en febrero y 10,5% en marzo, pero igualmente remarcando que es por el contraste con períodos de mucha caída del consumo en 2024. Incluso ahora la Cámara expresa que ya en mayo las ventas en Pymes retrocedieron 2,9% interanual.
Los especialistas coinciden en dos aspectos clave: 1) el consumo per cápita creció mucho menos, 2) el boom de importaciones y turismo en el exterior por el dólar pisado (o tipo de cambio bajo). Lo que lleva a una tercer conclusión: los promedios engañan. Hay sectores que pueden obtener ventajas del esquema actual, y un sector mayoritario que apenas puede llegar a fin de mes.
Consumo "per cápita" (por persona)
Según el economista del CEPA Hernán Letcher, al incorporar el ritmo de crecimiento de la población de 1,3%, se diluye el crecimiento del consumo. "El resultado es 1,2% de incremento en el consumo per cápita", según manifiesta en su red social. A su vez, de acuerdo al cálculo de Daniel Schteingart (FundAr) el consumo per cápita todavía está un 1,9% por debajo del récord de 2013.
Esto significa que si bien en el global hay un incremento del consumo privado, esto no significa que ahora todos compran un 11,6% más que hace un año atrás, sino que por persona sería el equivalente a un 1,2% más. Ahora, ¿este incremento se reparte en forma equitativa, o hay sectores que consumen más que otros? ¿qué es lo que se está consumiendo?
"Dólar barato": turismo y compras en el exterior
El Consumo privado como componente del Producto Bruto Interno (PBI) que mide el Indec, tiene en cuenta el consumo de residentes, no importa si es localmente o es en el exterior. Por lo tanto, la importante salida de dólares en la cuenta de turismo en el exterior, a causa del bajo tipo de cambio en términos reales, también se cuenta dentro de este rubro. Lo mismo las compras al exterior (por ejemplo, por Amazon), es decir, las importaciones (aunque en la cuenta final del cálculo del PBI se resten por otro lado).
Y esto no es un dato menor. El mismo informe del Indec muestra el salto fenomenal de las importaciones, que pasaron a representar el 32% del PBI, lo que sería el registro más alto en más de un siglo. Las mismas pegaron un salto interanual del 42,8% en el primer trimestre, a la vez que crecieron 17,7% respecto del último trimestre del año pasado. Esto tiene que ver con la apreciación del peso, y la mayor apertura comercial, junto con la reactivación económica respecto del hundimiento del año pasado.
Se profundiza la desigualdad
Mientras sectores medios y altos ven crecer el consumo en dólares, cae el consumo en pesos para la mayoría de la clase trabajadora. Los datos del mercado laboral muestran un empeoramiento de los indicadores. Como señalamos la semana pasada, aumentó el desempleo a 7,9% y tocó el nivel más alto en 4 años, afectando especialmente a mujeres y jóvenes, junto con un incremento del empleo precario (no registrado) y del trabajo por cuenta propia.
Desde que gobierna Milei el salario de los trabajadores registrados perdió 6 puntos en marzo de este año contra noviembre de 2023, siendo el sector público el que más absorbió el golpe. En particular, universitarios, estatales y científicos. Mañana jueves se conocerá el índice de salarios de abril que publica el Indec.
Un estudio privado de la consultora Moiguer, muestra que entre los consultados, el 50 por ciento no llega a fin de mes, el 30 por ciento resigna gastos para pagar servicios, el 23 por ciento compra dólares y el 11 por ciento compra en el exterior.
Pero si sólo se mira la mitad más pobre (con menores ingresos), el 64 por ciento no llega a fin de mes y el 45 resigna gastos. Sólo el 6 compra en el exterior y el 11 compra dólares.
Milei y Caputo construyen un "espejismo" económico en base a un endeudamiento feroz y la ayudita del Fondo Monetario, que cristaliza la distribución del ingreso regresiva de los últimos gobiernos con Macri y Fernández. Luego de un fuerte golpe en 2024, la desaceleración de la inflación en base a este esquema no es suficiente para una recuperación real de ingresos (paritarias pisadas, jubilaciones con techo tras el cambio de la fórmula de movilidad, ajuste fiscal). Sólo construye una tensa calma a la espera de que se realice el acto electoral de octubre.
Pero acumula un conjunto de desequilibrios imposibles de resolver con el programa con el FMI que implica profundizar el endeudamiento y más contrarreformas laborales, previsional y tributaria en contra de las mayorías trabajadoras. Sin la generación de dólares genuinos, el modelo conlleva mayor saqueo, extractivismo, primarización y extranjerización económica, a la par de un ajuste del gasto en bienes y servicios necesarios para los sectores más vulnerables. El impacto de la devaluación inminente ante el agotamiento de reservas puede, no sólo destruir el espejismo, sino descargarse con más fuerza en un sector social que ya no tiene "más margen" para el ajuste. (LID) Por
Lucía Ortega. Economista
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