Mineritos chilenos, explotados ayer y hoy

La explotación del hombre por el hombre, trascurre en el tiempo y espacio, prolongándose hasta nuestros días, quebrantando conquistas laborales derramadas en sangre por trabajadores en lucha por esos derechos, ante un modelo que los somete y condena.

Los 33 mineros atrapados y rescatados en Chile, son la retrospectiva de este sistema que les quita la vida, día tras día, que los explota, que los enferma, y es este, el que ahora, se presenta ante al mundo rescatándolos, valorando la vida, mientras en cada jornada en decenas de minas contradictoriamente, e hipócrita se las quita.

La alegría por la vida de los 33 ya en la superficie, luego de convivir con las entrañas de la madre tierra, llenó de júbilo al mundo que atónitos presenciaba el nacimiento de cada uno de los 33 mineros, encapsulados a su regreso. Las advertencias del líder del grupo don Luis Urzúa, de 54 años sobre la imperiosa necesidad de contar con una salida de emergencia para los trabajadores mineros ante la continuidad de los derrumbes en la mina San José –al norte de Chile- a los explotadores, administradores de este modelo en desigual de la distribución de las ganancias no fue admitida, sentenciando a los 33.

La responsabilidad de los inescrupulosos empresarios ante la tragedia con final feliz, es compartida junto al estado chileno, quien debió ser garante y órgano de control de la seguridad e integridad física de los mineros, lo que, no sucedió. Cimentando este modelo de aprovechamiento del hombre por el hombre.

El emotivo y taquillero rescate de los 33, no debe distorsionar el eje de la problemática a discutir, acentuando en esta, la precariedad a la que son obligados a trabajar los mineros, la falta de seguridad, condiciones indignas de trabajo, enfermedades, insalubridad, sueldos paupérrimos, como a la explotación a la que son sometidos los mineros no tan solo en chile y sino el continente, a diario.

Por lo consiguiente el rescate concretado por el estado y la manipulación del operativo de salvación ante el mundo, mostrado como un reality, no debe disipar la responsabilidad en la tragedia que sufrieron los 33 mineros por parte del gobierno de Chile, al no dar cumplimiento y hacer efectivas las normas establecidas.